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Conrado

Print version ISSN 2519-7320On-line version ISSN 1990-8644

Conrado vol.14 no.64 Cienfuegos July.-Sept. 2018  Epub June 08, 2019

 

Artículo Original

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SU CONTRIBUCIÓN A LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA EN LA UNIVERSIDAD

EMOTIONAL INTELLIGENCE AND ITS CONTRIBUTION TO ARTISTIC EDUCATION IN THE UNIVERSITY

Dr. C. Orlando José González Sáez1 

Dr.C. Hugo Freddy Torres Maya2 

Lic. Mariela Hernández Cabrera2 

1Universidad de Sancti Spíritus. Cuba. E-mail:ojgonzalez2016@gmail.com, marielahc@uniss.edu.cu

2Universidad de Cienfuegos. Cuba. E-mail: hftorres@ucf.edu.cu

RESUMEN

El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la formación integral de los estudiantes universitarios desde la articulación de la inteligencia emocional con la educación artística. El manejo inteligente de las emociones propias y ajenas podrá contribuir sensiblemente a que los estudiantes universitarios se sientan competentes, cumplan sus metas y se formen integralmente. En tal sentido la inteligencia emocional, definida como la capacidad para expresar y manejar sentimientos ha sido estudiada por psicólogos, pedagogosy otros especialistas, que han llegado a la conclusión que el camino hacia la excelencia educativa esta signado por el nivel de entrega y facilidad que tenga la comunidad pedagógica de canalizar sus emociones y lograr un equilibrio entre lo racional y lo emocional. Dirigir las emociones hacia un objetivo, ser optimistas y emprendedores, reconocer las emociones de los demás, saber interpretar las emociones ajenas a partir de los gestos o las expresiones del rostro y tono de voz permitirá ponerse en el lugar del otro, tener empatía y mejorar las relaciones humanas y en definitiva enfrentar los desafíos que depara el presente y el futuro.

Palabras clave: Inteligencia emocional; educación artística; universidad

ABSTRACT

The objective of this work is to reflect on the integral formation of the university students from the articulation of the emotional intelligence with the artistic education. The intelligent management of one's own and others' emotions can contribute significantly to university students feeling competent, fulfilling their goals and forming them integrally. In this sense, emotional intelligence, defined as the ability to express and manage feelings has been studied by psychologists, pedagogues and other specialists, who have concluded that the path to educational excellence is marked by the level of devotion and ease of the pedagogical community to channel their emotions and strike a balance between the rational and the emotional. Directing emotions towards a goal, being optimistic and enterprising, recognizing the emotions of others, knowing how to interpret the emotions of others from the gestures or the expressions of the face and tone of voice will allow to put in the place of the other, to have empathy and to improve Human relations and ultimately face the challenges of the present and the future.

Keywords: Emotional Intelligence; Artistic Education; university

INTRODUCCION

Una de las preocupaciones más antiguas del ser humano es la que se refiere a la unidad entre lo afectivo y lo cognitivo, entre la razón y las emociones; pocos conceptos expresan tal relación de forma tan fehaciente, sobre todo en lo que a su valor práctico para el bienestar de las personas se refiere, como el polémico término de inteligencia emocional (Bisquerra, 2012).

El manejo inteligente de las emociones propias y ajenas puede contribuir sensiblemente a que los estudiantes universitarios se sientan competentes, cumplan sus metas y se formen integralmente. En tal sentido la inteligencia emocional, definida como la capacidad para expresar y manejar sentimientos ha sido estudiada por psicólogos, pedagogos y otros especialistas, que han llegado a la conclusión que el camino hacia la excelencia educativa esta signado por el nivel de entrega y facilidad que tenga la comunidad pedagógica de canalizar sus emociones y lograr un equilibrio entre lo racional y lo emocional.

Dirigir las emociones hacia un objetivo, ser optimistas y emprendedores, reconocer las emociones de los demás, saber interpretar las emociones ajenas a partir de los gestos o las expresiones del rostro y tono de voz permitirá ponerse en el lugar del otro, tener empatía y mejorar las relaciones humanas y en definitiva enfrentar los desafíos que depara el presente y el futuro (Salovely & Mayer, 1990).

La inteligencia emocional está presente en todos los campos de la vida sin embargo, no siempre se expresa en todos por igual. Este es un concepto que no deja de tener detractores y defensores, lo cual lo hace polémico y polisémico en ámbitos académicos y científicos, pero en lo que a sus beneficios se refiere es al menos un interesante punto de partida para intentar cultivarla.

Es significativo destacar que una buena parte de la inteligencia emocional se expresa en la capacidad de encontrar múltiples alternativas de solución a los problemas de la vida cotidiana, lo cual se articula directamente con la creatividad humana. En el caso particular de la educación artística se manifiesta en la manera en que logramos conectarnos cognitiva y emocionalmente con las creaciones artísticas y la forma en que ellas nos elevan a un nivel superior de disfrute, conocimiento y emotividad (Lynn, 2014).

Por las razones antes señaladas entre inteligencia emocional, educación artística y formación integral del estudiante universitario se establece un triángulo interesante en cuyos vértices descansan las claves para el logro de los aprendizajes significativos que demanda la educación contemporánea (Delors, 1997).

DESARROLLO

El término inteligencia emocional es de no muy lejana aparición en la ciencia contemporánea, las primeras referencias a este concepto comienzan a ser más reiteradas en la década de los años ochenta del pasado siglo. Es al psicólogo estadounidense Daniel Goleman a quien se le atribuye la popularización del vocablo inteligencia emocional, el citado especialista explica que “el éxito de una persona no depende tanto de su coeficiente intelectual o de sus estudios académicos, si no de la inteligencia emocional y la capacidad de reconocer los sentimientos propios y los de los demás, para así manejar bien las emociones y tener relaciones más productivas con quienes nos rodea”. (Goleman 2001, p.3)

Como se aprecia en la anterior definición está presente el componente emocional como modulador del bienestar subjetivo y la conducta, porque la inteligencia emocional incluye además un conjunto de talentos, aptitudes o capacidades organizadas en cuatro dimensiones fundamentales que a continuación se presentan:

  • Capacidad para percibir las emociones de forma precisa.

  • Capacidad para comprender las propias emociones y las de los demás.

  • Capacidad de aplicar las emociones para facilitar la apreciación, el pensamiento y el razonamiento.

  • Capacidad para controlar las propias emociones.

En estrecha relación con los elementos anteriormente señalados la Educación Artística, como disciplina, es de gran importancia, teniendo como propósito lograr una cultura general integral en cada uno de los ciudadanos de nuestro país, objetivo explícito en la Carta Magna, cuando se enuncia: “el Estado, a fin de elevar la cultura del pueblo, se ocupa de fomentar y desarrollar la educación artística, la vocación para la creación y el cultivo del arte y la capacidad para apreciarlo”. (República de Cuba. Asamblea Nacional, 2013, p 53). Estas ideas manifiestan la necesidad de que los estudiantes universitarios estén verdaderamente identificados con los principios éticos y estéticos que promueve el proyecto social cubano, cuestión en la cual debe contribuir de manera decisiva la inteligencia emocional, y lograr así la formación integral de los estudiantes universitarios.

En las últimas décadas del siglo XX y en lo que va del XXI, la inteligencia emocional genera, como concepto, una gran polémica. Roca (2014), considera el termino como “una contradicción absurda, a partir del cuestionamiento acerca de si ¿pueden ser inteligentes las emociones?, la batalla entre mente y corazón, entre razón y emoción que rara vez quieren lo mismo, pero que están convocadas a trabajar unidas, más allá de sus contradicciones, si quieren llevar a que la persona funcione y logre sus metas y propósitos”. (p 3). Como se advierte esta dicotomía evoca además el conflicto entre lo afectivo y lo cognitivo que debe resolverse en todos los contextos de actuación de los seres humanos, pero de manera especial en las universidades.

La inteligencia emocional se expresa en la capacidad de encontrar múltiples alternativas de solución a los problemas de la vida cotidiana, por lo cual tiene una estrecha relación con la creatividad y con la capacidad de valorar las expresiones artísticas, incluso en aquellos que no tienen un entrenamiento para hacerlo. Todos los seres humanos tienen la capacidad de percibir y valorar el entorno que le rodea y en tal sentido a la Educación Artística le corresponde el rol protagónico en la reafirmación de estas capacidades, donde lo afectivo y lo cognitivo van de la mano.

Snyders, citado por Viegas (2002), afirma que lo afectivo no se opone a lo racional:

“Esta síntesis implica que el amor no sea el contrario del conocimiento, que la pasión no sea necesariamente la negación de la razón… El amor puede revertirse en lucidez, necesidad de comprender, en alegría de comprender”

. (p. 10)

Lo antes referido confirma que cuando se ama el mundo, ese amor ilumina y ayuda a revelarlo, a descubrirlo. Los actos de sentir, pensar y decidir presuponen un trabajo conjunto de las dimensiones cognitivas y emocionales del cerebro. Esa correspondencia entre los procesos emocionales y racionales revela la pertinencia para ser empleados en la formación integral de la personalidad de los estudiantes en general y de los universitarios en particular.

A diferencia de la inteligencia referida a lo cognitivo, que al parecer está muy condicionada por límites biológicos, la inteligencia emocional es influida además por lo afectivo y lo psicosocial. La inteligencia emocional, además de lo ya señalado:

  • Es una actitud inteligente ante la vida al ser capaz de motivarnos y empeñarnos por el logro de metas y propósitos, que aún pareciendo distantes y obligarnos a diferir otros placeres, pueden conducirnos a mayores niveles de bienestar y prosperidad en un futuro.

  • Es una actitud inteligente ante la vida ser capaz de perseverar en lo que nos proponemos, aún cuando las barreras parezcan infranqueables. Enfrentar desafíos y superarlos permite crecer emocional y cognitivamente.

  • Es una actitud inteligente ante la vida es ser capaz de regular nuestros estados de ánimo, y actuar sensatamente ante situaciones que nos pueden irritar o angustiar, pero que si actuamos irreflexivamente bajo el efecto de dichas emociones podemos complicar más aún la situación; nunca olvide que entre el cerebro y la boca hay la distancia necesaria para que piense lo que diga y diga lo que piensa.

  • Es una actitud inteligente ante la vida ser capaz de lograr la empatía, de ponerse en el lugar del otro antes de juzgar o censurar; nunca será esto del todo posible, pero pensarlo intentarlo es ya una buena señal de inteligencia emocional.

  • Como se observa, ninguna de estas actitudes que expresan la capacidad emocional de las personas requiere de un alto nivel intelectual para ser puestas en práctica y pueden ser aprendidas y sistematizadas con la finalidad de lograr mejores relaciones interpersonales en todos los contextos de actuación para implementar actitudes que mucho favorecerían el bienestar personal y la óptima convivencia social, como afirma Roca en el artículo citado anteriormente.

Para nadie es un secreto que el ambiente físico afecta el aprendizaje. La luz, el sonido, la temperatura, la manera de sentarse y la postura del cuerpo son todos elementos importantes. Las personas también tienen diferentes necesidades emocionales y las emociones, como ya se ha dicho, desempeñan un papel vital en el aprendizaje.

De muchas maneras es la llave al sistema de la memoria cerebral y el contenido emocional de cualquier presentación puede tener una gran participación en qué tan rápido absorben los estudiantes universitarios la información de las ideas y su reacción y acción ante determinados sucesos, especialmente los relacionados con la Educación Artística.

En ocasiones el sentimiento arrasa con toda racionalidad. En la actualidad se vive en una época en la que el tejido social parece deshacerse a una velocidad cada vez mayor, en la que el egoísmo, la violencia y la insensibilidad espiritual terminan por afectar la calidad de las relaciones interpersonales.

La inteligencia emocional gira en torno a la relación que existe entre sentimiento, carácter e instintos morales. Existen cada vez más evidencias de que las posturas éticas fundamentales en la vida surgen de capacidades emocionales subyacentes. El impulso es el instrumento de la emoción; la semilla de todo impulso es un sentimiento que concluye por expresarse en la acción (McKeachie & Wilbert, 1973) Weinsinger (2009).

En la juventud, etapa en la que centra su interés estas reflexiones, se consolidan rápidos y profundos cambios anatomofisiológicos y psicológicos. Es un período de reelaboración y reestructuración de diferentes aspectos y esferas de la personalidad, que alcanza durante esta fase un matiz personal. Si bien la inteligencia emocional no comienza a manifestarse en esta etapa, como anteriormente se ha expresado, es a partir de la adolescencia y la juventud cuando la persona es capaz de participar activamente en este proceso y ser consciente del mismo, entre otras razones porque:

  • Es un momento del desarrollo en la personalidad del estudiante universitario donde prima la necesidad de autoafirmación.

  • Se arriba a nuevas cualidades en los procesos cognitivos.

  • Una mayor definición y estabilidad de los componentes de su esfera emocional, ética, estética y moral.

  • Un nivel superior en el desarrollo de su conciencia.

El estudio del arte, no solo desde el punto de vista cognitivo, sino también afectivo y el consecuente desarrollo de actitudes en los estudiantes universitarios, favorece la consolidación de representaciones y vivencias emocionales a partir de diferentes formas de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, como por ejemplo, la clase, las visitas a museos y lugares históricos, entrevistas a personalidades de la comunidad que aportan sus valiosos testimonios, entre otras de las diferentes formas, que posibiliten una docencia interactiva y desarrolladora (Eisner, 2012).

Lo anteriormente expresado es posible concretarlo debido, entre otros factores, a las funciones sociales del arte. Las artes en sentido general tienen una función modeladora de la sensibilidad; la contemplación de obras de arte enriquece y da forma a la sensibilidad artística del espectador. En esa misma línea de pensamiento se evidencia la función estética cuando la obra de arte gira en torno al concepto de belleza, así como los ideales estéticos de una sociedad determinada. Sin olvidar la satisfacción y el goce espiritual que ofrece la apreciación de una obra artística y que se expresa claramente en la función hedonista del arte.

La utilización de la Educación Artística, además de coadyuvar a la comprensión del mundo, permite la aproximación de los estudiantes a la investigación, es decir, a la búsqueda activa, a desarrollar una relación cognitiva y afectiva a partir de lo más cercano, de lo que para él tiene un significado actual, un valor especial, convirtiéndose en un aprendizaje significativo.

El estudiante universitario ve a su alrededor cómo se produce el progreso histórico, la cultura, el arte, cómo los hechos o fenómenos que estudia se materializan, cómo se objetivan e influyen en su propia vida y se convierten en patrimonio de todos. Con este conocimiento aprende a valorar la actividad del hombre, tanto en lo individual como en lo social. En este sentido se logra el protagonismo mediante su participación consciente en y desde la Educación Artística que reciben los estudiantes desde todos los procesos sustantivos que tienen lugar en las universidades.

La concreción de la misión expuesta exige conocer, valorar y actuar en favor del empleo de la inteligencia emocional en estrecho nexo con la Educación Artística, asumida como tarea de la sociedad en su conjunto, no obstante, el rol de la universidad es clave.

Para alcanzar el propósito anterior se hace indispensable permitir que el estudiante, que es en definitiva el sujeto más cercano a las influencias educativas, haga suyo, disfrute, y por lo tanto aprenda a utilizar el arte y la cultura en general como fuente nutricia de su identidad cultural.

Se considera que la inteligencia emocional y su vínculo con la Educación Artística, ofrece posibilidades didácticas para contribuir a la formación integral de los estudiantes universitarios. El aprovechamiento sistemático y sistémico de esta relación permite asegurar que su inserción en el currículo de las diferentes carreras que reciben educación artística y especialmente en la Facultad de Humanidades es pertinente.

Se reconoce que la universidad es una de las instituciones sociales que más ha contribuido a generar la Educación Artística y la inteligencia emocional, pero enfrenta barreras que lastran ese loable propósito, entre ellas se encuentran: la descomunal avalancha de productos pseudoartísticos que atentan contra la sensibilidad y su inteligencia emocional y que llegan a los estudiantes por disímiles vías, sin que estos tengan la capacidad de discernir entre lo valioso y lo banal culturalmente hablando, la insuficiente preparación de los docentes para enfrentar el reto de la consolidación de la Educación Artística a partir de su relación con la inteligencia emocional, desde las posibilidades que ofrecen los currículos de la educación universitaria, ya de por sí muy saturados de contenidos, la carencia de materiales didácticos suficientes para difundir el rico patrimonio artístico y cultural que ofrece el mundo, la nación y la localidad como sustento básico de educación integral y de calidad.

Los estudiantes universitarios deben consolidar la identificación con los valores artísticos de su patria chica, asumir emocionalmente su riqueza y goce espiritual,antecedente para que haga lo mismo con la grande y con la humanidad.

En estas circunstancias adquiere una importancia estratégica la formación de un profesional permeado de los elementos básicos de la Educación Artística, capaz de promover el pensamiento crítico y la capacidad de percepción de los mensajes audiovisuales generados en la actualidad y a la vez que contribuya a la formación ética y estética de la personalidad y a la socialización de los valores humanistas de la actual sociedad.

Es por ello, que la formación de educadores en el área de las artes ha sido tarea permanente de la sociedad cubana desde sus orígenes. Las diferentes maneras de realizar esa formación ha estado condicionada por los resultados del desarrollo científico de las diferentes Ciencias de la Educación, en este sentido, la preparación de licenciados en Educación Artística tiene como principio esencial el reto de contribuir a la formación de profesionales con una cosmovisión y concepción del mundo a partir del establecimiento de las disímiles relaciones entre la cultura, las artes como expresión de esta y el devenir histórico, social, económico, con énfasis en la problemática contemporánea del papel de las tecnologías de la información y las comunicaciones, y de las redes sociales, y en particular la audiovisualidad.

La época actual, caracterizada por los rápidos cambios en todas las esferas de la vida precisa que la universidad implemente un nuevo paradigma educacional que promueva el desarrollo sensible de los seres humanos desde lo local. Se trata de dotar a los estudiantes de las herramientas básicas que le posibiliten elaborar un tamiz por el que dejen pasar lo artísticamente valioso que atesora su país y la humanidad y desdeñen lo que pueda minimizar su idiosincrasia, enfrentar con criterio crítico la avalancha tecnológica e informativa y apropiarse de lo mejor del arte local, nacional y mundial.

Formar un profesional que sea capaz de planificar, dirigir y evaluar didácticamente la apreciación de las artes es el fundamento pedagógico de esta carrera, lo cual favorece la concepción de la escuela como el centro cultural más importante de la comunidad. El educador artístico debe ser inteligente, culto y educado, utilizar los espacios y escenarios escolares, para educar artísticamente en las materias e incorporar las tecnologías al proceso educativo, interactuar con la familia y el sistema de influencias sociales de la comunidad.

Entre las acciones que podrían realizarse a partir de las posibilidades que ofrecen las diferentes disciplinas que conforman el currículo están las siguientes:

  • Visitas a museosy galerías.

  • Recorridos por centros históricos identificados como monumentos local, nacional o declarados por la Unesco como Patrimonio Mundial.

  • Intercambio con artistas y escritores de la localidad.

  • Investigaciones sobre las tradiciones folclóricas de la comunidad.

Los aprendizajes señalados han de capacitar a cada estudiante para construir su proyecto de vida, concretándose en el currículo y las prácticas educativas y por su naturaleza en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La formación del hombre nuevo que demanda el mundo contemporáneo exige a la educación la tarea de prepararlo en todos los ámbitos de la vida.

Lo anteriormente expuesto presupone la realización de acciones innovadoras que permita a los estudiantes socializar lo que aprenden, preparándolo como un ser humano integral, en permanente diálogo con los elementos que contribuyen a su educación artística y su inteligencia emocional.

La Educación Artística y la formación integral del estudiante universitario deben realizarse desde posiciones críticas y reflexivas en correspondencia con el nivel en que se encuentran los estudiantes y el espacio físico donde se desarrolla la labor educativa. Las potencialidades educativas y formativas inherentes al arte son disímiles y están orientadas a la educación holística.

La educación a partir de la articulación creativa entre la Educación Artística y la inteligencia emocional posibilita la socialización de los aprendizajes, al favorecer las relaciones entre los estudiantes y entre estos y las materias que recibe. Además facilita la formación de un pensamiento lógico, genera gusto estético, propicia la valoración de significados, estrecha las relaciones educando-comunidad, que incluyen las relaciones con el medio ambiente y su contexto socio-cultural, propicia placer y el desarrollo de capacidades cognitivas, la solidaridad grupal, la dignidad personal y la autorregulación; todo lo cual conlleva a la formación de hombres y mujeres dignos de la nueva época en que viven (Figura 1).

Fig.1. Relaciones de coordinación, subordinación e interdependencia entre inteligencia emocional, educación artística y formación integral del estudiante universitario 

Aprender no es recibir información, sino elaborar conocimientos. El desarrollo cognitivo-afectivo de las personas se define a partir del contexto sociocultural en que se desenvuelven, de modo que si se busca mayor eficiencia y calidad en la educación universitaria, no queda más que considerar como un punto de partida de los aprendizajes de la Educación Artística desde el paradigma de la inteligencia emocional.

En un mundo caracterizado por los acelerados cambios, en el que el uso inadecuado de las tecnologías de la información y las comunicaciones, aparentemente nos permiten estar más conectados, pero realmente menos comunicados, más cerca virtualmente, pero cada vez más físicamente distantes, la inteligencia emocional se convierte en una tabla de salvación de las relaciones humanas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, cuyo propósito es contribuir al entendimiento inteligente y sensible entre los seres humanos, la paz internacional y la prosperidad de la humanidad, estrechando la colaboración entre las naciones promueve en sus Pilares para Educación en el siglo XXI.

  • Aprender a ser para conocerse y valorarse a sí mismo y construir la propia identidad para actuar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal enlas distintas situaciones de la vida.

  • Aprender a hacer desarrollando competencias que capaciten a las personas para enfrentar un gran número de situaciones, trabajar en equipo, y desenvolverse en diferentes contextos sociales y laborales.

  • Aprender a conocer para adquirir una cultura general y conocimientos específicos que estimulen la curiosidad para seguir aprendiendo y desarrollándose en la sociedad del conocimiento.

  • Aprender a vivir juntos desarrollando la comprensión y la valoración del otro, la percepción de las formas de interdependencia, respetando los valores del pluralismo, la comprensión mutua y la paz.

Los aprendizajes señalados han de capacitar a cada ser humano para construir su proyecto de vida y se ha de orientar a las instituciones educativas de todos los niveles para que esto sea posible, viéndose concretados en el currículo y las prácticas educativas de que se disponga en cada lugar y por su naturaleza en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Educación Artística.

En un mundo cada vez más globalizado e interdependiente, la Educación Artística desde la perspectiva de inteligencia emocional puede actuar como fuente de apertura al desarrollo y al crecimiento humano para enfrentar la deshumanización y fragmentación del hombre. Es menester entonces la reinstalación de estos presupuestos en el lugar que les corresponde como motor impulsor del proceso de formación de personalidades cada vez más creativas e integrales en perfecta armonía con su entorno sociocultural.

Los lugares y tiempos de aprendizajes se amplían cada vez más y la universidad no es la única instancia de acceso al conocimiento, aunque sí la ideal que puede asegurar la equidad en el acceso y distribución del mismo ofreciendo oportunidades de aprendizajes de calidad para todos.

Es necesario promover sistemáticamente y con acciones diversas, la trasformación de la cultura escolar para que esta sea promotora del crecimiento humano. El desafío es motivar una universidad autónoma, flexible, democrática y conectada con su entorno más cercano y el mundo global. Una universidad que incluya a todos los miembros de la comunidad pedagógica y que propicie el aprendizaje y la participación de estudiantes, docentes y hasta las familias.

Lo antes expuesto presupone la realización en las universidades de actividades novedosas que le permita al estudiante socializar lo que aprende entre sus coetáneos y con la sociedad en que vive en general, preparándolo como un ser humano integral, dispuesto a la creatividad, al ser portador de saberes interrelacionados, cuya riqueza radica en la diversidad.

Este desafío implica ejecutar acciones transformadoras, tanto en la universidad como fuera de ella, que promuevan la formación de ciudadanos íntegros, responsables, reflexivos, críticos, solidarios, capaces de elegir un proyecto de vida y comprometidos con la defensa de los más puros valores humanos.

Educar a partir del vínculo entre la inteligencia emocional y la Educación Artística facilita la formación de un pensamiento lógico, genera gusto estético, propicia la valoración de significados, estrecha las relaciones estudiante-comunidad, que incluyen las relaciones con el medio ambiente y su contexto socio-cultural, propicia placer y el desarrollo de capacidades cognitivas, la solidaridad grupal, la dignidad personal y la autorregulación; todo lo cual conlleva a la formación de hombres y mujeres dignos de la nueva época en que viven.

Lo antes expuesto permite sustentar teóricamente las potencialidades instructivas y educativas derivadas de la interrelación de la Educación Artística y la inteligencia emocional en los estudiantes universitarios, ellas son:

  • Son saberes vinculados entre sí, relativos a la educación y la formación humana, el establecimiento de los nexos interdisciplinarios en estas esferas constituyen más que una urgencia, una necesidad en la universidad contemporánea.

  • Capacitan al estudiante para comprender la realidad y transformarla de forma equilibrada y consciente, por lo general está llamada a ser promotora de educación artística y su identidad cultural, permitiendo dotar a los estudiantes de los elementos básicos para conocer, amar, identificarse y proteger el patrimonio del lugar donde nacieron y viven.

  • Aseguran la responsabilidad salvaguardar los sitios, tarjas, monumentos y paisajes naturales o culturales que singularizan la localidad y les dan sentido de pertenencia hacia ellos como patrimonio común.

  • Contribuyen de manera notable a dotar a los estudiantes de un sistema de conocimientos, habilidades, sentimientos, convicciones y valores, que se fundamentan en una concepción dialéctico-materialista del mundo y en un enfoque cultural, que le posibilita al ser humano entender el mundo y en la medida de sus posibilidades transformarlo.

  • Fomentan el gusto estético, la apreciación artística, las normas morales de un adecuado comportamiento cívico y ciudadano, así como el conocimiento de la herencia cultural local, nacional y universal atesorada por la humanidad en su devenir histórico.

  • Posibilitan asumir la lengua materna como un elemento determinante de su nacionalidad e identidad cultural y como medio ideal para comunicar sus ideas y puntos de vista y establecer un diálogo enriquecedor con sus coetáneos y en general con el mundo en que vive, incluido el patrimonio cultural que lo rodea, haciendo más pleno su proyecto de vida.

  • Posibilitan el conocimiento integral del hombre y el mundo en que vive, en la comprensión del sentido de la vida humana y en el carácter multifacético de su realización. Expresan una concepción cultural y un enfoque axiológico y permite adoptar un compromiso moral con la historia y la cultura locales, siendo fieles a las ideas y ejemplos de los héroes y personalidades que prestigian la comunidad.

  • Ofrecen la posibilidad de la formación estética, artística y ética, que se traduce en la participación activa y protagónica en los sucesos culturales de la universidad, al convertirse esta en el centro cultural más importante de la comunidad, desarrollando la sensibilidad, la imaginación, la creatividad y el talento.

CONCLUSIONES

Educar y utilizar adecuadamente las emociones es una deuda pendiente de la familia, la sociedad y especialmente de la universidad; desde todos sus espacios disponibles se debe promover la empatía, la seguridad, el autocontrol, la confianza en sí mismo, la sensibilidad y la solidaridad, elementos básicos para lograr hombres y mujeres cada vez más inteligentes y sensibles.

El manejo de la inteligencia emocional constituye uno de los pilares básicos en el logro del éxito educativo, su vínculo con la Educación Artística favorecerá la sinergia necesaria en la formación integral de los estudiantes universitarios para que sean capaces de entender su pasado, comprender el presente y estar preparado para enfrentar los desafíos que les depara el futuro.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Recibido: 01 de Noviembre de 2017; Aprobado: 02 de Febrero de 2018

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