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Conrado

Print version ISSN 2519-7320On-line version ISSN 1990-8644

Conrado vol.15 no.68 Cienfuegos July.-Sept. 2019  Epub Sep 02, 2019

 

Artículo Original

Magisterio y revolución en la vida y obra de dos maestras Santaclareñas

Magistery and revolution in the life and work of two masters Santaclareñas

Josefa Azel Jiménez1  * 
http://orcid.org/0000-0001-6592-6785

Nancy Luís Fernández2 
http://orcid.org/0000-0001-9629-7555

Yensy Estive Yera2 

1 Universidad Central Martha Abreu de Las Villas. Santa Clara. Cuba

2 Centro Universitario Municipal “Mario Rodríguez Alemán”. Sagua La Grande. Villa Clara. Cuba. E-mail: nancylf@uclv.cu ; yensyey@uclv.cu

RESUMEN

El magisterio y la actividad revolucionaria son dos características preponderantes en la vida y obra de dos maestras santaclareñas: Margot Machado Padrón y Selva Dolores Pérez Silva. La venerable profesión de enseñar a los más humildes en aquella sociedad neocolonial caló en sus conciencias y les marcaría pautas en sus vidas. El ideario martiano fue la principal herramienta de trabajo al estar plenamente identificadas con su pensamiento pedagógico, por lo que se propusieron a través de la enseñanza, la formación de sólidas convicciones en sus alumnos. Las autoras del presente trabajo valoran además, la ardua actividad revolucionaria desplegada por ambas maestras, ejemplificada en la lucha contra la dictadura de Batista y por la construcción del socialismo en Cuba, lo que constituye un paradigma para las presentes y futuras generaciones de maestros, a la vez que contribuye a la historia de la localidad en general y a la Historia de la Educación, en particular. Se presenta un resultado científico de la investigación teórica, de corte histórico-pedagógico que tiene como objetivo: valorar el magisterio de dos maestras santaclareñas vinculadas al proceso revolucionario cubano.

Palabras clave: Magisterio; actividad revolucionaria; educación; maestras

ABSTRACT

Teaching and the revolutionary activity are two preponderant characteristics in the life and work of two teachers from Santa Clara work: Margot Machado Padrón and Selva Dolores Pérez Silva. The venerable profession of teaching to the humblest in that neocolonial society soaked in its consciences and it would mark rules their lives. Marti’s ideas were the main work tool of these ladies, when being fully identified with his pedagogical thought. That is the reason why they intended through their teaching, the formation of solid convictions in their students. The authors of the present work also value, the revolutionary arduous activity deployed by both teachers, exemplified in the fight against the dictatorship of Batista and for the construction of Socialism in Cuba, what constitutes a paradigm for the present and future generations of teachers. At the same time that contributes to the local history in general and to the History of the Education, in particular. Here is shown up a scientific result of the theoretical investigation, of historical-pedagogic style that has as an objective to value the teaching of two teachers from Santa Clara linked to the Cuban revolutionary process.

Keywords: Teaching; revolutionary activity; education; teachers

Introducción

El estudio de la historia de la educación y la cultura latinoamericana y cubana demuestra de forma convincente, la existencia de un pensamiento educativo latinoamericanista autóctono, auténtico, creativo, pero sobre todo, vinculado con el proceso de las luchas independentistas de sus pueblos.

La historia de América Latina y de Cuba en particular, escrita con heroicos sacrificios y la consagración de las distintas generaciones a sus ideales de lucha, se materializa en el pensamiento y principios heredados de una tradición de pensamiento a través de figuras prominentes en la educación como fueron: José Agustín Caballero, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Enrique José Varona y José Martí en Cuba; Gabino Barreda y Carlos Carrillo en México; José Pedro Varela en Uruguay; Andrés Bello y Simón Rodríguez en Venezuela, Eugenio María de Hostos en Puerto Rico, Paulo Freire en Brasil, entre otros.

Esos grandes maestros son merecedores de un estudio profundo a la luz de las nuevas concepciones que se desarrollan en la actualidad acerca del papel de las personalidades pedagógicas en la historia, pues sus vidas, obras y pensamientos desempeñaron un papel fundamental en el complejo proceso de formación de la identidad nacional y cultural, en la formación de un hombre nuevo y el logro de la verdadera y definitiva independencia de los pueblos de Latinoamérica.

Es por eso, que la vida y obra de insignes educadores del siglo XIX cubano ha sido una temática recurrente en los estudios realizados, sobre todo en la década de los años 90 del siglo pasado y aparecen reflejados en libros, artículos, monografías y tesis, tanto doctorales como de maestrías.

En la pasada centuria, apenas se realizaron estudios acerca de educadores locales que ofrecieron lo mejor de sí a la escuela cubana en ese período. Por tal motivo, en la actualidad la Asociación de Pedagogos de Cuba promueve el estudio del magisterio cubano a través de un amplio proyecto investigativo: Educadores destacados del siglo XX, en los diferentes municipios del país.

En correspondencia con lo antes planteado, en los últimos años se observa un aumento de los estudios sobre educadores de carácter local. Particularmente en Santa Clara, se han desarrollado importantes investigaciones relacionadas con los maestros y pedagogos del siglo XX que contribuyen a enriquecer la Historia de la Educación y la historia de la localidad. De ahí el incentivo para abordar este tema de investigación.

Para el desarrollo del presente trabajo, las autoras se acogieron al planteamiento del Dr. Rolando Buenavilla Recio cuando señala que: “Los maestros de la localidad pueden ser reconocidos por ser poseedores de un arraigado sentimiento patriótico, de libertad, de independencia, de soberanía, entre otras cualidades.” (Buenavilla, 2001)

En este proceso ha sido posible establecer que una de las figuras más descollantes de la historia de Santa Clara en la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista fue Margot Machado Padrón, maestra que devino en revolucionaria cabal.

Otra destacada educadora santaclareña es Selva Dolores Pérez Silva, una maestra en Revolución, que todo lo que ha realizado ha sido por un profundo amor por Cuba, su historia, sus héroes, su pueblo.

Martí (1963), expresó: “Instrucción no es lo mismo que educación: aquella se refiere al pensamiento y ésta precisamente a los sentimientos. Sin embargo no hay buena educación sin instrucción”.

El ideario martiano fue la principal herramienta de trabajo de ambas maestras, al estar plenamente identificadas con su pensamiento pedagógico, por lo que se propusieron a través de la enseñanza, la formación de sólidas convicciones patrióticas, antirracistas, solidarias, respetuosas y honestas en sus alumnos.

A partir de lo expresado anteriormente, el presente trabajo tiene como objetivo: valorar el magisterio de dos maestras santaclareñas vinculadas al proceso revolucionario cubano.

Desarrollo

La maestra Margot Machado Padrón nació el 24 de septiembre de 1909 en Báez, barrio rural del municipio de Santa Clara. Hija primogénita del matrimonio de Rafael Machado Águila con Ángela Padrón López. La familia Machado Padrón era de estirpe mambisa, el padre se había incorporado a la lucha por la independencia desde los doce años de edad. Los recuerdos narrados de la gesta influyeron positivamente en los hijos que con el paso de los años asumieron una posición vertical en la lucha político-social por el mejoramiento de la patria.

En la escuela pública de Báez, Margot Machado recibió la primera instrucción con la maestra Hortensia Otero, quien le ofreció educación cívica y patriótica sistemáticamente, le enseñó a reflexionar acerca de las consecuencias de las intervenciones norteamericanas y a la necesidad de conservar la identidad nacional frente a la penetración extranjera.

Ingresó en la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara en 1923 con solo 14 años de edad. Los estudios en ese centro docente le fueron muy provechosos en su formación como futura maestra, no solo desde el punto de vista académico, sino también moral, pues le inculcaron los valores de responsabilidad, amor al trabajo magisterial y sobre todo el amor a la patria.

Una vez graduada, se desempeñó en la plaza de maestra de enseñanza común en la finca Manigua del propio barrio de Báez donde residía; impartía la docencia a todos los grados en una escuela pública rural. Allí conoció la verdadera realidad del campo cubano de la república mediatizada.

La maestra Margot Machado enfatizó en los aspectos cívico-patrióticos para la formación de sus alumnos; conmemoraba las fechas patrióticas con emotivos actos. También llevaba a efecto la jura de la bandera para cultivar en los niños el sentimiento de amor a la patria y realizaba el acto cívico de los viernes.

Margot Machado se involucró en la lucha desarrollada contra la dictadura machadista que fue derrocada el 12 de agosto de 1933, pues repudiaba la política represiva del tirano. En estos años de la Revolución del 30, la maestra se relacionó con las luchas magisteriales que tenían un fuerte matiz político. Participó en las huelgas desarrolladas en 1933 que produjo la caída del dictador y en la efectuada en 1935, donde participó activamente junto a los maestros que marcharon a la superintendencia provincial de Santa Clara.

En 1934 matriculó la carrera de Pedagogía en la Universidad de La Habana, única en el país en aquellos años. Se graduó como Doctora en Pedagogía en 1937. Esto un lugar preferencial en el escalafón de maestros propietarios y así mejorar en la ubicación dentro del municipio de Santa Clara.

En estas escuelas públicas Margot Machado se puso en contacto con los alumnos pobres de los distintos barrios urbanos de la localidad. Allí impartió una enseñanza anónima y con una alta responsabilidad del deber ciudadano; continuó el desarrollo de sus prácticas educativas y la formación de valores en sus discípulos. Hizo del magisterio una profesión caracterizada por la entrega, la excelencia y la consagración a sus alumnos y sus escuelas.

Entre 1942 y 1943 Margot se desempeñó como directora de una escuela nocturna para adultos, su alumnado procedía casi en su totalidad del sector del comercio. Su labor como auténtica pedagoga no solo se limitaba a la instrucción, sino que realizaba un proceso docente-educativo para cumplir con los objetivos de la educación formal y de formación de una cultura general integral.

A partir de 1943 y hasta 1953 fue nombrada inspectora provincial de escuelas primarias superiores, en 1954 pasó al cargo de inspectora provincial de escuelas privadas. En la década de 1940 y a inicios de los años 50, Margot Machado desarrolló una importante vida profesional en el territorio villareño, pues era una pedagoga que se encontraba plenamente identificada con las necesidades educativas del pueblo cubano, a la vez que era respetada por el cúmulo de conocimientos que poseía y por su abnegación al trabajo magisterial.

Su actividad profesional le ofreció la posibilidad de acercarse a la cruda realidad en que vivían los campesinos y los obreros cubanos con los que se sensibilizó en las luchas que desarrollaban por sus reivindicaciones económicas, políticas y sociales, así como integrarse a las luchas magisteriales y a las reclamaciones de sus colegas en el Colegio de Maestros Normales y Equiparados de Las Villas y en el Colegio de Pedagogos de Cuba, por lo que su pensamiento sufrió una transformación que le permitió relacionarse con destacados luchadores comunistas locales y nacionales.

El golpe de estado del 10 de marzo, transformó su vida radicalmente, Margot y sus hijos se involucraron de forma directa en la lucha contra el dictador y sufrieron en carne propia dolorosos conflictos.

La fundación de su academia preparatoria para el ingreso a los centros de segunda enseñanza en el año 1954, marca un hito importante en su desempeño profesional, ya que fue el punto de partida para la posterior creación del Colegio Lincoln. El colegio le permitió concretar sus aspiraciones como cubana y como maestra. Allí puso en práctica sus ideas acerca de la educación y su papel al servicio de las mejores causas de la nación a partir de la formación de los alumnos y de su preparación para participar en la vida social.

Según su testimonio personal, el diseño curricular del Colegio Lincoln garantizaba además de lo propiamente cognitivo, posibilitar el desarrollo del patriotismo, propiciar el vínculo de la escuela con la comunidad y viabilizar la coeducación. Aplicó métodos y formas novedosas de organización escolar, de didáctica y metodología especializada.

El amor a la patria, a Martí y demás próceres de la independencia de Cuba estuvo siempre en un primer plano, así como otros valores que conforman la personalidad del alumno. De ahí que sus concepciones estuvieran inspiradas en lo mejor de la pedagogía cubana, en sus raíces de autenticidad y cubanía.

“El Colegio Lincoln no solo fue un espacio de reflexión y de ensayo de experiencias pedagógicas, fue también un centro de lucha revolucionaria donde se efectuaban reuniones clandestinas, se escondían propaganda, armas y diversos objetos de importancia” (Maura & Azel, 2015). Allí se mimeografiaron los primeros ejemplares de La Historia me absolverá de la provincia en octubre de 1954.

Las personas relacionadas con la escuela eran en casi su totalidad reconocidos revolucionarios. Precisamente por eso, el colegio se había convertido en un foco conspirativo de gran relevancia en la localidad, lo que implicó que esa institución fuera allanada por la policía en varias ocasiones.

Desde mediados de 1955 y principios de 1956, se organizó el Movimiento 26 de Julio en Las Villas, sus hijos Quintín y Julio eran miembros activos y su casa era centro de reuniones y visitas. Entre ellas Melva Hernández, enviada por Fidel Castro para aunar voluntades, explicar los objetivos de la lucha y recaudar fondos. Margot realizó su primera tarea de importancia en la lucha revolucionaria en un recorrido por la provincia con la heroína del Moncada, bajo el pretexto de su cargo como inspectora provincial de escuelas privadas, de quien aprendió sus primeras lecciones como luchadora clandestina.

Luego, se entrevistó con Frank País en Santiago de Cuba, recibió orientaciones acerca de las acciones de apoyo de los villareños al desembarco de Fidel, así como traer armas. Su participación en dichas acciones en Santa Clara fue notable.

Por orden de Fidel Castro, Faustino Pérez y Frank País reorganizaron el Movimiento 26 de Julio en la provincia, a finales de diciembre. Margot Machado fue nombrada como Secretaria de Finanzas, pero realizó tareas de mayor envergadura como buscar los bonos, coordinar las diferentes acciones, recorrer los municipios que aprovechaba en su condición de inspectora provincial para contactar con otros miembros en las distintas localidades.

Su actividad pedagógica y revolucionaria era incesante a pesar de estar chequeada. No obstante, viajaba frecuentemente por toda la provincia y a La Habana para visitar a los presos políticos en el Castillo del Príncipe y en el Presidio Modelo, entre ellos su hijo Quintín, pues servía de enlace entre los revolucionarios encarcelados.

Su situación se tornó crítica después de la trágica muerte de su hijo Julio y los funerales junto a su compañero Chiqui Gómez Lubián que se convirtieron en un acto político. Amenazada de muerte tuvo que vivir en la clandestinidad por un tiempo, pero continuó en las actividades revolucionarias.

Se entrevistó de nuevo con Frank País en Santiago de Cuba para discutir ciertos problemas existentes en las filas del 26 de Julio en Las Villas, proyectar planes futuros en la lucha revolucionaria del territorio central. A su regreso Mercedes (su nombre de guerra) traía orientaciones y documentos.

La muerte de Frank País conmovió a todos los cubanos. De la Sierra llegó un documento firmado por Fidel que orientaba levantarse en huelga por la muerte del héroe santiaguero. Margot redactó una proclama dirigida a los obreros donde los exhortaba a que participaran, por lo que levantó a toda la provincia en huelga.

El alzamiento del 5 de septiembre en Cienfuegos fue preparado por la dirección del Movimiento 26 de Julio en Santa Clara. La maestra santaclareña jugó un papel fundamental, pero no se logró. Por esas razones, el coordinador provincial del 26 de Julio, Julio Camacho Aguilera tuvo que abandonar la provincia y el 11 de septiembre fue designada Margot Machado para ocupar ese cargo en una reunión clandestina efectuada en el Colegio Lincoln.

A principios de 1958, las circunstancias en que se encontraba la educadora revolucionaria eran muy graves, el 3 de marzo fue destituida de su cargo de inspectora provincial de escuelas privadas de Las Villas y como castigo sería enviada a la provincia de Matanzas. No aceptó el traslado y pasó a la clandestinidad, primero en Santa Clara y luego en La Habana donde cooperó con los preparativos de la Huelga del 9 de abril.

En junio de 1958 salió del país rumbo a Guatemala. De ahí pasó a Honduras y por último a Venezuela. Formó parte de los grupos revolucionarios en Caracas. Su labor revolucionaria era realizada con gran dedicación y eficiencia, lo que conllevó a que fuera nombrada coordinadora auxiliar del Movimiento 26 de Julio en Caracas. Redactó materiales políticos que fueron transmitidos por las radio emisoras caraqueñas.

El 4 de enero de 1959, regresó a Cuba. Se le asignó la tarea de Subsecretaria Técnica del Ministerio de Educación, su participación fue decisiva en la reorganización y tecnificación de este ministerio; en la toma de medidas inmediatas para eliminar el analfabetismo y garantizar los servicios educacionales. Su desempeño fue eficaz y esmerado hasta que enfermó en 1960 y se acogió a la jubilación.

Después de haberse recuperado, se reincorporó de inmediato al trabajo a tiempo completo, laboró en el Ministerio de Relaciones Exteriores y a finales de los años 60 en la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas. En 1970 fue nombrada funcionaria en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba y en los años finales de esa década, retornó al Ministerio de Relaciones Exteriores para culminar su vida laboral en el Instituto Cubano del Libro.

Fue fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, de las Milicias Nacionales Revolucionarias, de los Comités de Defensa de la Revolución y del Partido Comunista de Cuba. Ante la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos en abril de 1961, permaneció movilizada y colaboró en todo con los órganos de la Seguridad del Estado para neutralizar a los elementos contrarrevolucionarios en la capital, de igual forma estuvo movilizada ante el peligro que se cernía sobre la patria con la crisis de octubre de 1962 y durante la crisis de mayo de 1966.

En 2009 celebró su centenario en su amada ciudad y fue condecorada con la Orden Frank País por la Ministra de Educación. El 15 de mayo del 2015 desapareció físicamente en La Habana, meses después sus restos fueron trasladados al cementerio de Santa Clara acompañados por los “muchachos y muchachas” que ella educó con su ejemplo.

Selva Dolores Pérez Silva: su actividad magisterial y revolucionaria

Otra destacada educadora santaclareña es Selva Dolores Pérez Silva una maestra en Revolución, que todo lo que ha realizado lo ha hecho por un profundo amor por Cuba, su historia, sus héroes, su pueblo.

Nació el 15 de septiembre de 1937 en Santa Clara, en el seno de una familia humilde; su mamá y abuela eran despalilladoras en la fábrica de tabaco y su papá un magnifico carpintero que soñaba con ser médico en aquella República Neocolonial.

En la triste situación de la escuela pública santaclareña cursó sus primeros estudios donde recogió la tradición y herencia de lo más valioso del magisterio cubano y allí sus maestras de quinto y sexto grados le inculcaron el amor por la profesión. Siempre soñó con ser maestra, por lo que al terminar la Primaria Superior pasó a una academia particular donde tuvo un maestro maravilloso, el Doctor Luis García Domínguez que la ayudó a pensar en esta profesión con el objetivo de prepararse para entrar a la Escuela Normal para Maestros.

Muy pronto sufrió las consecuencias del racismo y de las diferencias de clase. Aunque fue una estudiante de buenos resultados académicos fue discriminada para privilegiar a los hijos de los poderosos. Había obtenido una plaza para estudiar en la Escuela Normal de Maestros y al día siguiente pusieron a otra en su lugar, la tacharon del listado de ingreso. Eso la hizo sentir muy triste, no sabía cómo decírselo a sus padres.

El profesor Luis García Domínguez que la había preparado para su ingreso, le ofreció ayuda espiritual y material, se ofreció para prepararla nuevamente en el próximo curso sin que tuviera que pagar un centavo. Matriculó entonces, el primer año de Bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara y esperó para presentarse en el próximo año lectivo en su tan soñada Escuela Normal.

Su familia era humilde, por lo que hizo un esfuerzo increíble para pagarle los estudios en la Escuela Normal para Maestros. Allí fue alumna del Doctor Gaspar Jorge García Galló de quien aprendió el amor a la profesión, a la patria, a la idiosincrasia e ideología revolucionaria. Ese amor a la patria fue lo que la llevó a participar desde su posición de estudiante en diferentes manifestaciones estudiantiles, en huelgas junto a la clase obrera como repudio a las injusticias de aquella sociedad.

Estudió con libros prestados y realizó grandes esfuerzos para alcanzar la excelencia que eximía del pago de matrícula. Así se graduó con el título de Maestro Normal el 30 de junio de 1957 en la ciudad de Santa Clara.

Al graduarse ese año, no tuvo aula donde impartir clases, dada su condición de mujer negra se le hacía muy difícil la ubicación a pesar de su talento. También influyó en ello, su rebeldía y el deseo de ayudar al movimiento revolucionario; el haber participado en muchas huelgas, manifestaciones estudiantiles en su ciudad natal, por lo que sólo pudo ejercer en las escuelas de la periferia como suplente.

Entre los años 1957 y 1958 estuvo días enteros esperando en la Junta de Educación con el objetivo de que si algún maestro se ausentaba, cubrirle su licencia, aunque le pagaran muy poco. Así pudo trabajar durante seis meses supliendo a una maestra, en una escuela situada en Manaca-Iznaga (Trinidad) muy lejos de Santa Clara, pero fue su primera oportunidad de ejercer su ansiada carrera como maestra.

El triunfo de la Revolución el 1º de Enero de 1959, abrió una nueva página en la historia de Cuba; se inició un proceso de profundas transformaciones socioeconómicas que darían al traste con cuatro siglos de dominación colonial y neocolonial. Se cumplía con lo planteado por Fidel Castro Ruz en su alegato de autodefensa La Historia me absolverá (Castro, 1981), se crearon escuelas rurales en todo el país y se necesitaban maestros.

Al llamado de la Revolución de formar el contingente de Maestros Voluntarios, respondió la profesora Selva Dolores Pérez Silva incorporándose de inmediato; junto a otra compañera formó parte del Departamento de Ayuda de Asistencia Técnica y Material al campesinado cubano en la zona de San Juan de los Yeras como maestra voluntaria. En ese mismo año 1959, se incorporó a las Milicias Nacionales Revolucionarias, así como a la Federación de Mujeres Cubanas y al fundarse el 28 de septiembre de 1960 los Comités de Defensa de la Revolución, se incorporó también a esta organización.

El Gobierno Revolucionario se trazó la ambiciosa meta de eliminar el analfabetismo en un solo año: de enero a diciembre de 1961. A este llamado del Comandante en Jefe, la profesora Selva Dolores al igual que muchos jóvenes, se incorporó a esta nueva misión. Participó en la Campaña de Alfabetización en San Juan de los Yeras, luego pasó al Escambray, en Potrerillo y otros lugares; alfabetizó y fue asesora de los brigadistas más jóvenes. Su labor contribuyó a la alfabetización de cientos de iletrados (Estive, 2015).

Terminada la Campaña de Alfabetización comenzó a trabajar en la Escuela Experimental Anexa; donde se impartían clases desde preescolar hasta el preuniversitario. Esta escuela servía de laboratorio para las experiencias pedagógicas de la Facultad de Pedagogía que funcionaba en la Universidad.

Se graduó de Doctora en Pedagogía en 1963. Poco después de fundado el Instituto Pedagógico “Félix Varela” de la Universidad Central de Las Villas comenzó a laborar allí, donde se mantiene hasta la actualidad, ya que es formadora de maestros.

En el año 1972, el inolvidable Comandante en Jefe Fidel Castro, lanzó otra convocatoria a los jóvenes y surgió así el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech. Ante esta nueva tarea de la Revolución, la Dra. Selva Dolores Pérez Silva se incorporó desde su fundación como profesora; jugó un importante papel en el Plan de Formación de Profesores para la Enseñanza Media. Asimismo, fue promotora de la selección y preparación de los estudiantes que impartieron clases en la Isla de la Juventud y del Destacamento Pedagógico Internacionalista, cuyos logros fueron notables.

A la formación moral, política e ideológica y científica le concede especial atención. En relación con el Destacamento Pedagógico y a la formación de estos jóvenes estaba consciente que era un programa de formación ideológica, pues muchos de ellos no tenían la intención de ser maestros, pero eran revolucionarios y se sentían comprometidos con la Revolución. De ahí que la maestra esté plenamente convencida de la necesidad de comprometer a los jóvenes con el proceso revolucionario, con el amor a la profesión en los momentos actuales.

El 15 de enero de 1960, Fidel Castro Ruz planteó que el futuro de la patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento. Como resultado de lo antes expresado, en Cuba se trazó una política que permitió el desarrollo científico del país, expuesta en las Tesis y Resoluciones, se estableció así un convenio de colaboración con los países socialistas de Europa y Asia. En este proyecto se graduó en el Instituto de Ciencias Pedagógicas de Kiev en 1984, como Doctora en Ciencias Pedagógicas.

Desde ese momento ocupó diferentes cargos de dirección, entre los que se encuentran: Directora del Departamento de Pedagogía, Metodóloga del Vice Rectorado Docente, Subdirectora de Cursos Dirigidos y del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech.

Posee una amplia participación en eventos nacionales e internacionales. Tiene más de veinte publicaciones nacionales e internacionales. Ha dirigido varios Proyectos de Investigación con resultados aplicados al perfeccionamiento del Sistema Educativo Cubano.

Ha elaborado con su equipo de investigación la Metodología Cienciológica para el estudio de figuras representativas de la educación cubana que hoy se aplica al estudio de Educadores Destacados del siglo XX, proyecto que dirige la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC). Participó en la investigación sobre la experiencia de las Escuelas al Campo y el Sistema de Estudio-Trabajo, resultados que fueron presentados en el Primer Congreso de Educación y Cultura.

Asesora de trabajos investigativos, tutora de tesis doctorales, maestrías y trabajos de diplomas. Actualmente realiza la tutoría a aspirantes a doctores en Ciencias Pedagógicas en Cuba y Venezuela. Preside el Tribunal de Categorías Docentes Principales de Pedagogía y Psicología, así como el Consejo Científico de la Asociación de Pedagogos de Cuba en Villa Clara. Es miembro del Tribunal Nacional de Grados Científicos.

Además de ser profesora, ocupa la dirección de la Cátedra “Félix Varela”, fundada el 20 de noviembre de 1988, enraizada en las ideas de Varela y de Martí. Cada encuentro en la cátedra con Selva Dolores deviene en clase magistral y hasta con su mirada transmite talento.

Por su destacada trayectoria laboral ha recibido varias condecoraciones, entre ellas se encuentran: Orden Frank País de Segundo Grado, Medalla José Tey, Distinción por la Educación Cubana, Maestra por la Patria 2008. Reconocimientos por más de 50 años ininterrumpidos en la educación. Destacada por los aportes científicos en Villa Clara en el 2010; Premio Nacional de Pedagogía 2000, por la obra de toda su vida.

La profesora Selva Dolores Pérez Silva tiene una amplia actividad formativa, investigativa y extensionista. Su influencia se proyecta a toda la sociedad, en la provincia de Villa Clara y a todo el país. Por eso se hace necesario estudiarla no solo como una figura representativa del pensamiento pedagógico cubano, sino también como educador social.

La profesora Selva Dolores Pérez Silva forma parte de la tradición magisterial y revolucionaria de los educadores cubanos. Su labor no solo se ha desarrollado en el aula, sino que tiene trascendencia en una parte importante de la sociedad cubana e incluso de otros países, de ahí la necesidad de sistematizar su obra educativa.

Conclusiones

Las maestras santaclareñas Margot Machado Padrón y Selva Dolores Pérez Silva constituyen dignos ejemplos del magisterio cubano. Sus modos de actuación han estado en correspondencia con un profundo sentimiento de amor por la profesión y por la Revolución.

La vida y obra educativa de ambas maestras constituye un modelo de actuación profesional para las presentes y futuras generaciones de maestros.

Referencias bibliográficas

Buenavilla, R. (2001) Pensamiento pedagógico de destacados educadores latinoamericanos. La Habana: Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”. [ Links ]

Castro, F. (1981). La Historia me absolverá. La Habana: Ciencias Sociales. [ Links ]

Estive, Y. (2015) Selva Dolores, maestra en Revolución. Evento Provincial Pedagogía. Santa Clara. [ Links ]

Martí, J. (1963). Obras Completas. Tomo 19. La Habana: Editorial Nacional de Cuba. [ Links ]

Maura, Z., & Azel, J. (2015). Margot Machado y el Colegio Lincoln, un sueño pedagógico hecho realidad. Santa Clara: Feijóo. [ Links ]

Recibido: 21 de Enero de 2019; Aprobado: 16 de Abril de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: josefaa@uclv.edu.cu

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