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Conrado

On-line version ISSN 1990-8644

Conrado vol.15 no.70 Cienfuegos Set.-Oct. 2019  Epub Dec 02, 2019

 

Artículo original

La tutoría en la educación superior y su integración en la actividad pedagógica del docente universitario

The tutoring in higher education and its integration in the pedagogical activity of the university teacher

0000-0003-2776-3756Patricia del Pilar Sánchez Cabezas1  *  , 0000-0003-0553-2287Heriberto Enrique Luna Álvarez1  , María Magdalena López Rodríguez del Rey2 

1 Universidad Técnica de Babahoyo. Ecuador

2 Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba

RESUMEN

En el artículo se reflexiona sobre el papel de los docentes universitarios en la tutoría para potenciar de manera autónoma la formación integral de sus estudiantes. Se analizan, además, la tutoría como forma de organización fundamental, donde se concreta, de manera general, lo académico, lo laboral y lo investigativo; los ámbitos de actuación básicas del tutor; y los tipos de actividad pedagógica, donde los docentes deben realizar sus tutorías. A partir de lo anterior se realiza una propuesta metodológica para el ejercicio de tutoría en cualquiera de los ámbitos de intervención. Se concluye reconociendo la importancia de la tutoría en la educación superior En el contexto de la Educación Superior hoy se reconoce la importancia de tutores que estimulen, orienten y apoyen a sus estudiantes en el aprendizaje.

Palabras-clave: Tutoría; educación superior; actividad pedagógica; docente universitario

ABSTRACT

The article reflects on the role of university teachers in tutoring to autonomously enhance the comprehensive training of the students. In addition, tutoring is analyzed as a form of fundamental organization, where the academic, work and research aspects are specified in a general way; the basic areas of action of the tutor; and the types of pedagogical activity, where teachers must carry out their tutorials. Based on the above, a methodological proposal is made for the practice of tutoring in any of the intervention areas. It is concluded by recognizing the importance of tutoring in higher education in the context of Higher Education, the importance of tutors who encourage, guide and support their students in learning is recognized today.

Key words: Tutoring; higher education; pedagogical activity; university teacher

Introducción

Las universidades están llamadas a responder al reto de proporcionar una formación integral a de los estudiantes para que puedan insertarse en la sociedad con la preparación necesaria tanto en el ámbito científico, tecnológico y social de manera que puedan hacer frente a las dinámicas del cambio en el mundo actual. Para lograr este propósito se ubica como una exigencia básica el desarrollo de una actividad pedagógica diversificada, personalizada que se erige como garantía de la calidad educativa (Ruiz, 2000).

Ante la demandas de la excelencia universitaria se definen elementos instruccionales y educativos, vinculados a la orientación educativa integral de los estudiantes a partir de la intervención de los docentes en las diferentes actividades pedagógicas que desarrolla en el ámbito académico, investigativo practica pre profesionales y de vinculación con la sociedad en las que se implica la utilización de métodos (educativos y de enseñanza aprendizaje) que, por su alcance educativo, permitan aprovechar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes en la conformación de su cosmovisión del mundo y de su modo de actuación personal y ciudadana (Narro Robles & Arredondo Galván, 2013).

En este marco, los docentes universitarios están llamados a de orientar, motivar o guiar al estudiante tanto en los aspectos propios de una disciplina objeto de estudio como en el cómo estudiar, cómo enfrentar los problemas y desafíos del crecimiento personal y, sobre todo, en cómo aprovechar mejor las oportunidades que la universidad le proporcionan. Para cumplir con estas exigencias es necesario asumirá que la tutoría podría ser una herramienta pedagógica para cumplir este reto (Lobato & Guerra, 2016).

Las políticas de la Educación Superior otorgan una condición privilegiada a la tutoría como forma en que se presenta la intervención formativa de los docentes para lograr la individualización-inclusión que demanda la excelencia de las ofertas educativas en las universidades. Se afirma así que la tutoría amplía las implicaciones formativas del docente en la universidad y se convierte en un espacio de animación y canalización de las necesidades de los estudiantes y una posibilidad para potenciar el desarrollo autónomo del estudiante orientándole, induciéndole y alentándole en su aprendizaje conceptual, procedimental y actitudinal vinculado con la actividad profesional que desempeña y su condición de ciudadano (Álvarez & Álvarez, 2015).

Se legitima así la idea de que mediante la tutoría del docente universitario, al interactuar con el estudiante logra la articulación y sistematización de un conjunto de tareas que definen la actividad pedagógica que este desarrolla, y asume la condición de asesor, guía, orientador o preceptor encargado del proceso de aprendizaje a lo largo de la vida universitaria. De este modo, la tutoría ha de verse como parte una forma organizativa de cumplir la actividad pedagógica profesional del docente universitario la cual por su condición orientadora encierra en sí misma el compromiso de los profesores con el diseño, desarrollo de los programas de orientación integral creando las oportunidades para que dotar a los estudiantes de los recursos necesarios para apropiarse de los conocimientos, habilidades, actitudes y experiencias.

Contrario a estas ideas la tutoría se ha logrado asentarse en la universidad con un sentido restringido -sobre todo a la investigación- y carente de fundamentación didáctica lo cual ha llegado a verse asociada a las características de uno u otro docente y no se ha logrado que alcance la dimensión formativa integral que se le otorga en el plano teórico, lo cual se ha convertido en un problema metodológico y práctico.

En este trabajo se promueven las ideas que sustentan las posiciones de las autoras acerca del tema, al reconocer por un lado que la tutoría es una forma organizativa de intervención formativa que trasciende todos los ámbitos de la actividad pedagógica del docente universitario y que por su naturaleza tiene una función orientadora de carácter integral.

Las propuestas metodológicas que acompañan el posicionamiento teórico se basa en la sistematización teórica y de la práctica de las autoras por varios años. En los apartados que siguen se informan los resultados de un proceso de construcción de nuevos conocimientos que devienen en propuestas a asimilar, ampliar y validar en la práctica de los colectivos pedagógicos que opten por ponderar la tutoría en sus prácticas formativas.

Desarrollo

La tutoría ha sido desde los inicios de la educación una de las vías para personalizar el proceso de enseñanza y ajustarlo a las posibilidades del estudiante. Ella se concibe como el conjunto de tareas que desarrolla quien interactúa con el estudiante, en su condición de asesor, guía o preceptor que se encarga del proceso de aprendizaje.

En cualquier caso, reconocemos que el tutor es un profesor designado por la institución educativa para encargarse de orientar, motivar o guiar al estudiante tanto en los aspectos propios del objeto de estudio como en los referidos a la optimización de los espacios e influencias formativas que ofrece la actividad académica, práctica pre profesional, de investigación y de vinculación con la sociedad; pues el tutor en los últimos años se identifica como un animador y canalizador de las necesidades de las estudiante universitario.

Al profesor tutor se le encarga la tarea de potenciar el desarrollo autónomo del estudiante orientándole, induciéndole y alentándole en su aprendizaje conceptual, procedimental y actitudinal, vinculado con la actividad profesional que desempeña y su condición de estudiante. La tarea tutorial descansa, sin embargo, por tanto, en el conocimiento del método en cuestión; en ella hay un fuerte componente asociado a la comunicación afectiva y la capacidad de establecer la empatía necesaria para conducir el proceso de aprendizaje desde el conocimiento de la personalidad del estudiante y de su propia posibilidad.

Sin embargo, no existe una única forma de ejercer la tutoría, ella se concreta en la naturaleza psicológica de la relación tutor/estudiante, en el contenido y carácter de la actividad organizada para este fin. Y es que sus funciones para con sus estudiantes alude a convertirse en guía y ayuda continua para que este último “aprenda a aprender” y con ello sirva de referencia para el trabajo de éste debe realizar en sus prácticas o con otros estudiantes.

Al asumir que la tutoría suscribe la condición de “animar al estudiante”, se concreta a la tarea del tutor la de procurar que el estudiante no se sienta sólo durante su proceso de aprendizaje. Téngase en cuenta que la falta de orientación y acompañamiento con frecuencia se convierte en uno de los factores que influyen en los fracasos académicos y en el abandono del estudio, así como presentan inseguridad, exclusión y rechazo que puede llegar a desencadenar conductas desajustadas y psicopatológica, al no encontrar los recurso y apoyos necesarios para enfrentar las necesidades de desarrollo personal, estudiantil y social que se les demanda.

Prevenir este tipo de situaciones le otorga al tutor de ciertas responsabilidades. El tutor deberá conocer las características bio-psicosociológicas del estudiante (o estudiantes) en cuestión, sobre todo aquellas que resultan condicionantes del aprendizaje y crecimiento personal del (o los) estudiante (s) que tiene a su cargo y es el responsable de seleccionar, aplicar o adaptar la metodologías que va a utilizar en cada tipo de actividad pedagógica según las condiciones que ellas establecen; los objetivos que persigue y las condiciones en que el ejercicio de tutoría tendrá lugar.

En este caso el uso de las técnicas para fomentar en él la creatividad, la autonomía, el autoaprendizaje, el autocontrol, la automotivación, resultan esenciales Así mismo, el autoconcepto y el autorreflexión; las técnicas de autoevaluación y de evaluación junto a los estilos de corrección, calificación y los modos de realizar comentarios a los trabajos y pruebas, pueden favorecer el proceso formativo. En cualquier caso, es la individualidad del estudiante lo que sirve de base para organizar el proceso.

Atendiendo a las áreas formativas del profesional universitario -cualquiera que fuese su perfil- se establecen los ámbitos de actuación básicas del tutor. Entre ellos se establece que el tutor:

  • Identifica las potencialidades y necesidades de sus estudiantes.

  • Organiza los espacios de contacto con el estudiante.

  • Elabora su programa de intervención.

  • Orienta al estudiante en los objetivos y contenidos básicos de aprendizaje al que pueden acceder en los diferentes momentos de intercambio.

  • Configura su propio sistema de trabajo para conseguir la participación del éste en todas las actividades.

  • Fomenta el autoaprendizaje mediante mensajes, charlas individualizadas y grupales o la elaboración de materiales de estudio.

  • Estimula el trabajo colaborativo y cooperativo y de socialización de resultados de aprendizajes.

  • Valora el crecimiento, identifica los factores que influyen (o no) en los progresos e identifica las barreras que enfrenta el estudiante durante el desempeño de sus actividades.

  • Ajusta las estrategias de intervención de manera que propicien al estudiante los recursos para que supere las deficiencias profesionales que son identificadas en su ejercicio.

De acuerdo con ello el tutor asume todo contacto con el estudiante como una oportunidad para el ejercicio de su función y las actividades del currículo se convierten en fuente principal o, al menos, como punto de partida, para concretar las intenciones educativas para el estudiante que atiende pueda encontrar respuesta a sus necesidades y estimular el desarrollo de sus potencialidades. Esto significa asumir la dirección del proceso formativo, desde la flexibilidad que supone la dinámica de las actividades curriculares opero desde una secuenciación positiva de su influencia orientadora.

Es desde esta perspectiva que se entiende que la tutoría en la Educación Superior se basa en los pilares de la orientación educativa integral, se identifica como forma y como método de intervención educativa y se convierte en la base de todo el proceso formativo integral que promueve la universidad del siglo XXI. Luego debe ser entendida como la ayuda continua que el tutor presta al estudiante para que este último “aprenda a aprender” y adapte a su personalidad, entorno y posibilidades los aprendizajes que se le proporcionan en cada intervención. Álvarez González, M., & Álvarez Justel, J. (2015)

En este marco la condición de orientador del docente tipo de actividad pedagógica en su condición de tutor trasciende todos los ámbitos y en cada caso, se concreta un propósito y un tipo de influencia. Veamos en cada ámbito cómo se expresa:

  • Ámbito académico la tutoría con enfoque de orientación educativa se asocia a las ayudas y asesorías a los estudiantes para atender necesidades y potencialidades de aprendizaje; incluye las sesiones individuales para estimular motivaciones, encontrar alternativas para enfrentar la actividad de estudio. Incluye consultas de profundización de contenidos, la elaboración de guía de estudio de las asignaturas.

  • Ámbito de la investigación supone las sesiones de asesoría para la elaboración del proyecto, el diseño de instrumentos y propuestas de intervención, la identificación de los modos de actuación que debe el estudiante cuidar en el acceso al campo y durante las actividades de implementación de la propuesta. En este ámbito no solo se encuentran las actividades de orientación directa que desarrolla el docente-tutor de la investigación, sino aquellas que comparte con el docente de la asignatura Metodología de la Investigación y con los docentes de las asignaturas de la especialidad; ayudan a elaborar proyectos de investigación al prepararlos en el desarrollo de habilidades para modelar los métodos e instrumentos propios de la investigación que realizan.

  • Ámbito de la práctica pre profesional. Los docentes, responsables tutores, despliegan la orientación educativa al informar y asesorar al estudiante en los modos de actuación en sus actividades de aprendizaje en la práctica; a comprender e interpretar los conflictos y situaciones de la práctica; a identificar necesidades de cambio en el contexto donde están laborando; a la búsqueda de información al guiar la intervención profesional que concreta el desarrollo de habilidades y actitudes para transformar la práctica. La asesoría individual, la información de normas jurídicas que regulan el funcionamiento del contexto están entre las principales actividades de orientación realizadas por el docente universitario.

  • Ámbito de la vinculación con la sociedad Aquí el docente universitario, no solo guía a los estudiantes en la determinación y elaboración de su proyecto, debe orientar aprendizajes básicos declarados en el currículo y que son necesarios para el desempeño de esta tarea; tiene la responsabilidad de guiar en su intervención, en el dominio de las habilidades sociales que sirven de base a la interacción con los miembros de la comunidad. La elaboración de guías, la asesoría grupal e individual

En cualquier caso, este proceso suscribe una metodología de trabajo que configura una manera de enseñar a aprender al estudiante desde el rol de orientador que sustenta la tarea del tutor.

Propuesta metodológica para el ejercicio de tutoría en cualquiera de los ámbitos de intervención

Sustentado en los enfoques de orientación educativa integral y los modelos de didácticos de enseñar a aprender, la tutoría recorre diferentes momentos, los que actúan como una secuencia de intenciones y acciones que generan influencias que el estudiante integra poco apoco en su manera de concebir, proyectar, hacer y valorar su actividad.

Luego, la tutoría se presenta como en forma de un programa de intervenciones general que encuentra expresión personalizada o grupal según las prioridades formativas que se desplieguen depende si se logra una confianza adecuada y un alto nivel de adaptabilidad a las necesidades y circunstancias particulares en que tiene lugar, pero pretender extraer de la experiencia un procedimiento general útil para enfrentar la tutoría individual y grupal en la formación académica de posgrado. En primer lugar; se definen tres etapas del procedimiento metodológico.

La primera garantiza las condiciones para el desarrollo de las actividades de tutoría - la ejecución que se erige como la segunda etapa, se centra en la intervención y la tercera apunta a la evaluación del resultado. En todos los casos las acciones de cada etapa están pensadas desde lo que debe hacer el tutor. La secuenciación de estas es como sigue (Figura 1):

Fig. 1 Secuenciación de la Propuesta metodológica para el ejercicio de tutoría. 

En este caso, se propone que el docente tutor en la universidad, al ser nombrado establece un programa de intervención que da cuenta de que actividades que realizará para desarrollar cada una de las acciones. Así la primera etapa que se identifica como un momento inicial para su desempeño como tutor se corresponde con las primeras semanas del curso o semestre y en este caso las actividades a realizar pueden caracterizarse por los intercambios informales, las discusiones grupales y el trabajo con estudiantes informantes claves que por sus características servirán se insertan como parte de los recursos humanos que ayudaría con el proceso formativo del resto del grupo.

Es preciso que el trabajo proyectivo de qué y cómo hacer, se proyecte de manera flexible y alternativo, de esta manera descanse en aquellas formas menos complejas de realizar la tutoría de manera que el docente tutor se sienta cómodo y pueda ofrecer a los estudiantes un ambiente de confianza y seguridad que merecen. Se recomienda que como recurso, el tutor durante esta etapa comunique sus aspiraciones, se identifique con todos los estudiantes, establezca un sistema de comunicación y/o retroalimentación desde la cual pueda recoger toda la información necesaria, establecer las prioridades y conseguir un nivel de consenso en los propósitos del proceso formativo, sin olvidar que como orientador le deberá ser mediador del proceso y por tanto debe facilitar el trasto gradual y seguro de los objetivos individuales de los estudiantes a objetivos grupales y sociales, mediante a persuasión, el convencimiento, la reflexión, desterrando los métodos autoritarios y de impuesta que lleva fomentar la doble moral ante el acto educativo.

Una vez planteado los objetivos y pasando al proyecto consenso y ejecución del programa de intervención, el turo debe dejar registradas todas las influencias y realizará tantos intervenciones como necesiten los estudiantes, es importante que la intencionalidad de la influencia, el carácter orientador del método permitan al estudiante: conocer que debe hacer y para que se le pide su participación, luego el docente debe ofrecer vías o procedimientos alternativos, basado en la experiencia personal o en la teoría, luego favorecerá que el estudiante sea quien opte por la vía o forma de actuar a partir de sus potencialidades para que se convierta en una actividad positiva, evite stress y de antemano los lleve al fracaso.

Una vez concluido el docente tutor debe alentar animar ofrecer confianza al estudiante, deberá influir en el para que logre visualizar mentalmente los resultados y afirmara con objetividad y honestidad todo lo que el estudiante posee que se convierte en fortaleza para llegar a cumplir esas metas. Le ofrecerá consejos personalizados, les proveerá de materiales, guías según posea y logra elaborar y establecerá con el estudiante un sistema de retroalimentación que podrá alargarse poco a poco en frecuencia y tiempo, hasta lograr que el estudiante sea quien solicite las ayudas y ofrezca la información acerca de cómo va a realizar la actividad y cómo será evaluado el resultado.

Es importante que en este momento el tutoro socialice, divulgue los resultados positivos que van logrando los estudiantes, hable de ellos con entusiasmo y animosidad, convoque a otros docentes a colaborar y promueva que el estudiante socialice en espacios ecdémicos y científicos los aprendizajes que va logrando.

En la etapa de evaluación es necesario reconocer la importancia de la autoevaluación en las que se privilegie el análisis de los logros, pero, sobre todo, se identifiquen los factores que intervienen en este momento. Es importante que se afirmen las cualidades, características del estudiante que influyeron, los recursos personales que posee y se reconozca aquellas ayudas o apoyos recibidos. La valoración deberá ser un ejercicio de evaluación metacogntiva lo que significa que el estudiante, el docente tutor deben dejar expresado lo que han mejorado, lo que les ha fallado y los dejes dispuestos a seguir adelante con las búsquedas de nuevas alternativas. Es importante además que se logre identificar los aprendizajes desde el erro es decir que fallo, porque y que como evitarlo por además que lección me deja el error.

Independientemente de estos procedimientos generales se tiene a bien considerar que la tutoría adopta formas de trabajo según su tipología. La sistematización de las propuestas en trabajos de tesis, publicaciones en Internet y en la práctica de los autores durante los últimos 5 años permite promover una propuesta que pretende convertirse en propuesta a valorar por cada docente tutor en correspondencia con su desarrollo profesional.

De igual forma, con el interés de dejar planteado un marco regulatorio de como quedaran registradas las evidencias del proceso de tutoría. Todos estos ámbitos de concreción de la tutoría en la Educación Superior configuran el referente para delimitar su alcance de la orientación educativa como un saber de naturaleza interdisciplinar (psicopedagógica, socio-educativo, etnográfico), integrado, Por tanto, el docente tutor deberá recibir preparación al menos por tres aspectos claves:

  • Priorizar el conocimiento de las especificidades de la educación de la personalidad como proceso que incluye las acciones de orientación que ayudan en la formación del estudiante, la racionalidad psicopedagógica para comprender la sinergia psicosocial del desarrollo humano, los procesos de aprendizaje, modelos y enfoques de orientación.

  • Centrar el estudio de las metodologías para el desarrollo de habilidades asociadas a la comunicación, la interpretación en el manejo de conflicto y actuación dialógica, empática que permitan asumir el reto de ayudar a comprender y estimular al estudiante hacia la acción transformadora de sí y del contexto en que vive.

  • Favorecer la formación y desarrollo de las cualidades personales que debe poseer un docente universitario orientador entre las que se destaca ser una persona amable, respetuosa, flexible y comprensiva ante cualquier situación; poseer una actitud positiva al tener claro su papel de facilitador; comprender a los demás bajo principios de respeto a la diversidad, la equidad y la solidaridad, le permite tener claro qué le motiva y qué le desmotiva a actuar como docente orientador.

Por tanto, debe reconocerse como un profesional motivado para emprender con agrado sus labores académicas; debe tener confianza en sus posibilidades para servir de guía, se conoce a sí mismo; posee un sentido crítico de la realidad y tiene disposición para el diálogo, el trabajo en grupo y para escuchar con paciencia para aconsejar, se mantiene abierto para resolver problemas y dudas sin prejuicios.

Conclusiones

En el contexto de la Educación Superior hoy se reconoce la tutoría como la forma de organización fundamental del proceso de enseñanza aprendizaje y mediante ella se concreta la unidad de lo académico, investigativo y laboral. Esta exigencia impone la necesidad de reflexionar en la didáctica que la sustenta y valora como idónea en los marcos de una tendencia personalizada y contextual de cada carrera universitaria.

Es esta condición -enseñanza personalizada- la que redimensiona el proceso formativo y le añade un valor excepcional en tanto, el tutor asume no solo su rol de guía de uno o varios estudiantes sino le imprime un sello afectivo a su intervención en tanto se convierte en estimulador, orientador y apoyo del estudiante para aprender.

En cualquier caso, el ejercicio de la tutoría supone que el tutor sea capaz de organizar su intervención desde el conocimiento de las características del estudiante y, sobre todo, sea capaz de aprovechar sus potencialidades y satisfacer sus expectativas ofreciendo los recursos necesarios para el conocimiento de sí mismo en función de lograr los objetivos propuestos en los programas y el plan de estudio.

Es esencial que la metodología a utilizar se asuma con carácter estratégico y desarrollador, que se sustente en la adaptación de objetivos, contenidos, actividades a las condiciones en que tendrá lugar el proceso y a los niveles de desarrollo del estudiante y del propio tutor. Por tanto, el ejercicio de la tutoría no es un acto deliberado sino planificado, personalizado, desarrollador, implica un compromiso de enseñar y aprender desde la diversidad que representa el contexto y la individualidad de los sujetos implicados.

Luego, la caracterización y el diagnóstico; la adaptación curricular previa, la selección de las estrategias de enseñanza-aprendizaje basadas en las características del estudiante, la situación de aprendizaje y la comunicación afectiva son sólo premisas para ejercer la tutoría desde la implicación personal que exige el desempeño de esta misión.

En este interés no basta con establecer con carácter normativo la existencia de un tutor; hoy se precisa entender que en las condiciones de la universalización de la formación del profesional se requiere reconceptualizar los marcos en de la didáctica del tutor y esto significa ir cada vez más a la integración de influencias en función de la calidad del profesional que necesita el país: este es uno de los retos de la Universidad del siglo XXI.

Referencias bibliográficas

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Narro Robles, J., & Arredondo Galván, M. (2013). La tutoría: un proceso fundamental en la formación de los estudiantes universitarios. Perfiles educativos, 35(141), 132-151. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/132/13228259009.pdfLinks ]

Ruiz, M. (2000). Enfoque integral del currículum para la formación de un profesional competente. México: IPN [ Links ]

Recibido: 03 de Julio de 2019; Aprobado: 25 de Octubre de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: psanchez@utb.edu.ec

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