La formación integral de los futuros profesionales de la salud tiene la particularidad de que, a diferencia de otras universidades, tiene como escenario de formación los propios servicios de salud. Desde los primeros años de la carrera se les prepara a través de la educación en el trabajo, principal forma organizativa de la docencia. Esto implica complejidad y fortaleza dada la simultaneidad de las funciones docente-educativas, asistenciales, extensionistas e investigativas que se desarrollan en las unidades asistenciales y la preparación pedagógica de sus docentes.1) De ahí el valor de la conducción del colectivo estudiantil por el profesor guía, figura académica con determinadas cualidades para desarrollar la labor educativa a partir de su preparación y consagración, en aras de egresar profesionales con elevada calidad científico-técnica, ética, humanista y comprometidos con la sociedad y el mejoramiento humano.
El contexto actual y las características de la nueva generación imponen al profesor guía retos importantes en su cotidiana labor. Pero, ¿qué es un profesor guía? Socarrás Sánchez et al.2) analizaron una serie de definiciones ofrecidas por diferentes autores, de las que se infieren los siguientes elementos caracterizadores:
Es el principal organizador del trabajo educativo.
Aúna los esfuerzos educativos de docentes, familia, organizaciones estudiantiles y sociales.
Tiene implicación esencial en el desarrollo ideológico, político y moral de sus alumnos.
Coordina, orienta y controla la atención docente-educativa del grupo.
Es un maestro con funciones adicionales, responsabilidad especial, que requiere un nivel más desarrollado de cualidades, capacidades pedagógicas y en particular de aquellas que les permiten ser un acertado guía, capaz de dirigir, organizar, cohesionar su grupo y convertirlo en un verdadero colectivo.
Tiene liderazgo académico y educativo, favorece la formación de una cultura general integral en los estudiantes, los atiende permanentemente de forma individual y colectiva, y garantiza el fortalecimiento de los vínculos afectivos en una adecuada atmósfera espiritual.
Castro Ruz,3 líder histórico de la Revolución cubana expresó: “… todos los profesores tienen la responsabilidad de influir en la formación de los educandos; pero el profesor guía tiene la importante misión de coordinar el sistema de influencias unificadas sobre el grupo particular de alumnos”.
A estos elementos caracterizadores se pueden adicionar varios agentes educativos que complejizan la labor de este profesor:
Las tradiciones culturales que van de generación en generación.
La idiosincrasia y raíces históricas de los pueblos.
El nivel de instrucción y educación escolar.
La educación familiar.
Ideas, creencias, convicciones.
Escala de valores.
Los proyectos de vida.
Influencias de otros grupos juveniles.
Referentes vivenciales de cada estudiante.
El contexto histórico-social.
Características generacionales.
El contexto histórico en que ha crecido la juventud cubana hoy es muy contradictorio en sí mismo, lo cual influye indistintamente en la nueva generación de estudiantes universitarios; han sucedido procesos y fenómenos que se resumen en:
Agudización de las crisis mundiales.
Recrudecimiento del bloqueo económico.
Derrumbe del campo socialista.
Apertura al turismo.
Aumento de las desigualdades sociales.
Dualidad monetaria.
Altos precios en el mercado.
Implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social.
Conceptualización del modelo de desarrollo económico y social.
Diversificación de las formas de empleo y de la propiedad.
Fluctuaciones en las relaciones Cuba-Estados Unidos.
Actualización de la política migratoria.
Retroceso en los procesos revolucionarios latinoamericanos y fuertes campañas mediáticas en su contra.
Proyectos subversivos hacia los jóvenes.
Cultura de la banalidad vs cultura nacional.
Nuevas tecnologías y plataformas de comunicación.
Coexistencia de diversas tendencias y posiciones en el pensamiento político cubano: marxista, martiano, neoplattista, centrista, abiertamente contrarrevolucionarias.
Apertura a la diversidad sexual y religiosa.
La nueva Constitución de la República de Cuba.
En este contexto se ponen de manifiesto las características de la actual generación, en la que se encuentran los jóvenes universitarios, según Claudia Castilla, investigadora del Grupo de Estudios sobre Juventud del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, en su artículo: “La juventud cubana: diversidad y complejidad actual”, referenciado en Somos Jóvenes el 22 de septiembre de 2016:
Son sujetos deseosos/abiertos a recibir conocimientos, afectos y a interactuar con otros.
Tienen elevado nivel de instrucción y capacidad intelectual.
Son portadores de los valores tradicionales del pueblo cubano, aun cuando no sean racionalmente incorporados.
No son conformistas.
Expresan cierta visión acrítica.
Tienen dificultades para identificar y jerarquizar sus valores.
Poseen inmediatismo, falta de proyección a largo plazo.
Aumento de la criticidad hacia el funcionamiento de las organizaciones juveniles.
Identifican en sus universidades un ambiente que les satisface y contribuye a vincularlos activamente; sin embargo, en ocasiones construyen una noción de participación estrecha.
Influye en ellos la existencia de una identidad nacional, estable y movilizadora, que transversaliza la conformación de su identidad generacional.
Entran en conflicto sus intereses individuales y las metas sociales.
Muestran aspiraciones de superación como garantía de mejor nivel de vida material.
Los niveles de remuneración en relación al esfuerzo y el sacrifico que la actividad laboral demanda, son factores que adquieren más importancia en relación a épocas previas.
En este complejo panorama, ¿qué alternativas pedagógicas existen para la labor educativa del profesor guía?
Continuar con las tradicionales acciones por su efectividad demostrada:
Conocer y trabajar con las diferencias individuales.
Ser afectivos con sus estudiantes.
Establecer con ellos las mejores relaciones sobre la base del respeto mutuo y la comprensión.
Ofrecerles niveles de apoyo a través de la gestión educativa con el resto del colectivo pedagógico que interactúa con ellos.
Coordinar las influencias educativas en el grupo o brigada estudiantil con todos los actores educativos que intervienen.
Trabajar de conjunto con las organizaciones estudiantiles.
Transitar hacia otras formas de educar:
Acentuar la responsabilidad individual y colectiva a partir de la asignación de tareas bien argumentadas.
Comprender los nuevos códigos de comunicación de los jóvenes dados al manejo de las nuevas tecnologías, apoyar su uso correcto.
Aplicar de manera creativa y personalizada la diversidad de métodos educativos existentes para su labor.
Realizar análisis más casuísticos de sus modos de actuación.
No imponer criterios.
No hacer comparaciones innecesarias: todos valen, son jóvenes.
No juzgarlos: trabajar por su mejoramiento humano.
Abrir la mente a los cambios generacionales sin perder los límites de permisibilidad y exigencia. El profesor siempre y en cualquier espacio, es el profesor.
Favorecer vías para que sientan que construyen, recrean, enriquecen y se hallan dentro de este modelo de sociedad; que sus individualidades encuentren espacio en ella.
Interrogantes como: ¿quién crea los espacios?, ¿cómo se crean?, ¿para qué se crean?, ¿qué se toma en cuenta para crearlos?, ¿qué los caracteriza?, ¿qué buscan satisfacer en ellos? son elementos a tomar en cuenta para la toma de decisiones y favorecer su participación consciente y efectiva.
Dirección y conducción juvenil más colegiada.
El reto mayor es lograr una dinámica generacional de diálogo que favorezca la actuación cooperada-articulada en la construcción de una sociedad inclusiva.
Las reflexiones anteriores están en función de lograr mayor calidad del proceso educativo y en correspondencia con lo expresado por el Presidente de Cuba, Díaz-Canel Bermúdez: “Buscar en la universidad la imprescindible interrelación entre calidad, eficiencia, racionalidad y pertinencia. Aportar al país confianza en nuestro sistema educacional…”, expresado en su intervención en la Mesa Redonda sobre la educación superior, en septiembre de 2010.
Como diría Nuestro Héroe Nacional: “La educación ha de dar los medios de resolver los problemas que la vida ha de presentar”.4