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Referencia Pedagógica

On-line version ISSN 2308-3042

RP vol.11 no.2 La Habana May.-Aug. 2023  Epub Oct 20, 2023

 

Artículo original

La educación en valores: una necesidad en la formación universitaria

Education in values: a necessity in university education

0000-0002-2785-5733Manuel de la Rúa Batistapau1  *  , 0009-0004-9663-0214Frank Ernesto González González1 

1 Universidad Tecnológica de la Habana “José Antonio Echeverría”. La Habana. Cuba.

Resumen

La educación de valores en estudiantes universitarios constituye, en el mundo y en Cuba, un proceso sistemático e intencional que debe poner énfasis en la formación y desarrollo de la personalidad de los universitarios. Por eso, en este artículo, se refleja a la universidad cubana desde las condiciones en las que se encuentra hoy. Se hace referencia al papel y la relación del estudiante para con la sociedad, y el encargo que tienen en relación con un futuro mejor. Se plantea como objetivo, identificar los fundamentos de una propuesta contextualizada a la Cuba de hoy para la formación de valores, la que posibilitó determinar acciones y recomendaciones pedagógicas para el desarrollo de los valores en los estudiantes universitarios. Se resalta la tesis de que el futuro graduado se forma sobre la base de sus experiencias y el papel formador de toda la actividad universitaria. Se destaca también, el importante del papel de los profesores en interés de lograr la formación integral, articulando el conocimiento científico con su trascendencia social. Como conclusión fundamental se arriba a la idea de que el proceso de formación de valores en la universidad cubana, no se limita a la interacción en el aula, ni al manejo de los contenidos de las ciencias sociales y humanistas, y debe concretarse a través de acciones que permeen lo curricular, lo extracurricular, lo extensionista, lo investigativo, lo laboral y toda la vida universitaria.

Palabras-clave: formación valores; valores morales; educación superior; universidad; estudiantes; sociedad.

Abstract

The education of values in university students constitutes, in the world and in Cuba, a systematic and intentional process, that should put emphasis on the formation and development of the personality of our university students. For this reason, in this article, the Cuban university is reflected from the conditions in which it finds itself today. Reference is made to the role and relationship of the student to society, and the task they have in relation to a better future. The objectives were: identify the foundations of a contextualized proposal to today's Cuba, for the formation of values and determine actions and pedagogical recommendations for the development of values in university students. In it, the thesis that the future graduate is formed on the basis of their experiences is highlighted and the formative role of all university activity. The important role of teachers in the interest of achieving comprehensive training is also highlighted, articulating scientific knowledge with its social transcendence. As a fundamental conclusion, we arrive at the idea that the process of formation of values in the Cuban university is not limited to the interaction in the classroom, nor to the management of the contents of the social and humanistic sciences, and it must be materialized through actions that permeate the curricular, the extracurricular, the extension, the investigative, the occupational and the entire university life. .

Key words: Values; moral values; higher education; university; students; society.

Introducción

“Educar es encontrar y cultivar la mejor naturaleza del individuo para el tipo de convivencia que adoptamos” Medardo Vitier[1]

El hombre es el producto de un largo proceso evolutivo biológico que lo diferenció de los otros animales al dotarlo de un soporte material de la conciencia: el cerebro; pero la esencia del ser humano no es biológica, sino social. “Lo único que pueden hacer los animales, (señalaba F. Engels) es utilizar la naturaleza exterior y modificarla por el mero hecho de su presencia en ella. El hombre, en cambio, modifica la naturaleza y la obliga a servirle, la domina. Y esta es, en última instancia, la diferencia esencial que existe entre el hombre y los demás animales”[2], todo lo cual permite hablar de las dos formas del proceso de interacción del ser humano con el medio: la adaptación y la transformación. La primera es propia del ser humano como tipo biológico; la segunda es ya una característica exclusiva de la persona como sujeto social. O, para decirlo con palabras de C. Marx: “La esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales”[3].

En el proceso de desarrollo social el hombre conserva lo creado, que contiene su propia esencia, su cultura y valores. La educación debe dirigirse en esa dirección, donde se convergen la tradición y la herencia con la transformación social, para lograr el crecimiento humano. En la contemporaneidad el gran reto es la supervivencia, dado lo hostil de los modelos económicos, sociales y políticos.

La universidad está en posición de asumir los retos de este siglo dado las exigencias que se plantean. Estos cambios deben asumirse con el objetivo de responder problemas de la contemporaneidad: la distancia entre los que enseñan y las necesidades reales del desarrollo social, y lo que se aprende; el aumento y complejidad cada vez mayor, de la información contemporánea, su carácter interdisciplinario y transdisciplinario; y tareas del quehacer científico.

Los países del tercer mundo están en la cruzada de mantener el equilibrio en tres escenarios: la globalización neoliberal, el deseable (discurso de la sustentabilidad), y el que busca la coexistencia y vías alternativas al primer mundo. Al tomar estas ideas como base de partida del estudio del proceso de formación de valores en las universidades, se asumen como ideas centrales de este estudio las siguientes:

  1. a. La personalidad está socialmente determinada, es el producto del desarrollo histórico-social del ser humano y se forma mediante las diferentes vías de relación de este con su realidad.

  2. La orientación a los valores forma parte de la personalidad, se incluye dentro de ella.

  3. La formación y desarrollo de valores en los estudiantes universitarios se realiza fundamentalmente en el Proceso de Formación, mediante acciones pedagógicas planificadas, organizadas, realizadas y controladas en el marco de las distintas disciplinas y asignaturas que conforman los planes y programas de estudio.

  4. El Proceso de Formación comprende todas las influencias educativas, tanto las que se desarrollan en el llamado “tiempo lectivo”, como fuera de este.

  5. Las instituciones de nivel superior, preparan profesionales, que al graduarse, deberán desarrollar una intensa actuación integral política, ideológica y productiva y educativa que exigen cada vez más atender prioritariamente la formación y desarrollo de sus valores

Es así que el sistema de educación superior debe rectorar un proceso de aprendizaje social que potencie el desarrollo de mentalidad y capacidad creativa en busca de alternativas para el centro, la comunidad y la sociedad. Esta es la misión que tiene y la visión que debe lograr este nivel, donde convergen el papel y la responsabilidad para con la sociedad. Es ahí donde se declara el nivel de preparación y los valores que se aspiran a desarrollar en el profesional.

Cuando se trata la importancia de la educación no se refiere solo al papel de la escuela como educador por excelencia, sino de cada uno de los elementos que componen la sociedad, a decir del Che “La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela”[4].

La Educación Superior constituye el nivel más alto en el proceso formativo de la personalidad, aunque la educación solo acaba, como dijera Martí, con la muerte. El joven que llega a este nivel, se encuentra en una etapa importante de consolidación del sistema de valores que ha ido asimilando, asumiendo y que regula su forma de pensar, decir y actuar. Las universidades constituyen un escenario importante para el desarrollo del proceso de educación en valores, es formadora de generaciones para insertarse en la vida social con una sólida preparación científica, técnica y espiritual en general.

El reto de la universidad cubana está en lograr una preparación de sus profesionales, para que, a través de su enseñanza, se logre un educando capaz de pensar con libertad, criticar, participar activamente en la sociedad y tener capacidad científica desarrolladora dentro de la honestidad intelectual. Para esto se pretende un modelo de universidad moderna, humanista, universalizada, científica, tecnológica, innovadora; integrada a la sociedad comprometida con la construcción de un socialismo próspero y sostenible. De este modo se convertirían en hacedores de riquezas materiales que se sumarían al enriquecimiento espiritual del pueblo.

Con este propósito a partir del 2009 se ha desarrollado un fortalecimiento en el trabajo político ideológico, destacando la conceptualización y enseñanza del Marxismo-Leninismo, acompañada de una intencionalidad axiológica.

Materiales y métodos

El objeto de estudio es el proceso de formación universitaria. Y como parte de la realidad que se pretende transformar se identifica como campo las influencias educativas para la formación de valores en estudiantes de la Universidad Tecnológica de La Habana (CUJAE).

Como objetivo general a alcanzar, mediante el cual se pretende la transformación de la realidad en el campo de la investigación se formuló el siguiente: Determinar acciones y recomendaciones pedagógicas para el desarrollo de los valores en los estudiantes universitarios y como objetivos particulares se plantearon dos (identificar los fundamentos de una propuesta contextualizada a la Cuba de hoy para la formación de valores y precisar acciones pedagógicas para la transformación de proceso de formación y desarrollo de los valores en los estudiantes universitarios).

Para lograr el cumplimiento de los objetivos (generales y particulares) se asumió la metodología general de la investigación acción participativa y en consecuencia se aplicaron los siguientes métodos de investigación.

Cómo métodos fundamentales de carácter teórico para la obtención de los resultados que se presentan en este artículo se utilizaron: El enfoque de sistema (para identificar las relaciones estructurales y funcionales que se deben transformar) y el método histórico- lógico (para estudiar las tendencias históricas del proceso de formación del ciclo básico de las carreras de ingeniería y arquitectura.)

Cómo métodos fundamentales de carácter práctico se utilizaron: El análisis de documentos (para identificar los problemas, carencias y contradicción que dificultan la formación de valores en los procesos universitarios y cuáles de ellos son solubles con acciones pedagógicas), la observación externa y participante (que permitió colectar información en tiempo real de las relaciones y acciones de formación y desarrollo de los valores y las entrevistas (a profesores y directivos de la Universidad y del ICB, a fin de precisar el estado del proceso de formación en la universidad y la posibilidad de su perfeccionamiento).

Estos métodos y técnicas permitieron la colección, selección y análisis de la información necesaria para el cumplimiento de los objetivos planteados en la investigación.

Resultados

Entre los resultados de este estudio se encuentran: una concepción de valor y su papel en la personalidad, la descripción de la relación valor-autodeterminación en la edad juvenil y la determinación de acciones y recomendaciones pedagógicas para guiar la actividad durante el proceso de formación.

En primer lugar, como condición de comunicación científica, fue necesario la asunción de una concepción sobre el valor y su expresión e impacto en el desarrollo de la personalidad del estudiante universitario. Ya que el término “valores” se utiliza ampliamente, tanto en la literatura filosófica como sociológica, para señalar los significados personal, social y cultural de ciertos objetos y fenómenos de la realidad.

“Vistos desde esta posición filosófica y sociológica general, podemos agregar en este mismo plano, que los “valores” son determinaciones sociales de los objetos o fenómenos del mundo circundante, que ponen de manifiesto su significación positiva o negativa para el ser humano y la sociedad (bien y mal, bello y feo, que se contienen en los fenómenos de la vida social y la naturaleza)”[5].

Exteriormente los valores constituyen las propiedades del objeto o fenómeno, pero no le están dados por la naturaleza, no le son innatos en virtud de la estructura interna del objeto por sí mismo, sino que son una construcción social que se incorpora a la esfera del ser social de la persona y se convierte en vehículo de las relaciones sociales concretas. En lo relativo al sujeto (persona), los valores constituyen los objetos de sus intereses y, en lo concerniente a su conciencia, desempeñan el papel regulador diario en la actuación material y social al designar sus diversas relaciones prácticas con los objetos y fenómenos circundantes. Por ejemplo, el vaso es un instrumento para beber que manifiesta esta propiedad útil como valor de uso, como bien material.

Al ser un resultado del trabajo y objeto de intercambio de mercancías el vaso interviene en calidad de valor económico, como valor. Si es objeto del arte, el mismo vaso incorpora, además, valor estético, belleza. Todas estas propiedades del vaso designan sus diversas funciones en el sistema de la actuación vital humana, y son signos y símbolos objetivos de determinadas relaciones sociales que contraen los hombres y las mujeres. Junto a tales valores materiales, que son objetos de los intereses orientados a ellos, aparecen como valores también algunos fenómenos de la conciencia social, que expresan estos intereses en forma ideal (conceptos de bien y mal, de justicia e injusticia, ideales, normas y principios morales). Las formas dadas de conciencia, no simplemente describen algunos fenómenos reales o imaginarios de la realidad, sino los valoran, los aprueban o condenan y exigen su realización o eliminación.

En el contexto universitario cubano actual, donde la utilización de la tecnología, de las redes sociales y de la Inteligencia artificial han globalizado el manejo de la información y en particular, en el contexto de la lucha ideológica entre cubanos, se debe advertir la lucha de los puntos de vista socio-políticos y los intereses de las clases, que se expresa en los sistemas generales de opiniones sobre la sociedad y su desarrollo y, en última instancia, en la lógica objetiva del proceso histórico. De ahí la necesidad de formar los valores necesarios para el individuo y la sociedad que se quiere construir, para aprovechar su papel regulador de la conducta social individual, que actúa como un poderoso motivo en la actividad social transformadora de los individuos en el sentido del progreso. El sentido personal revela el vínculo entre motivo y objetivo; el primero tiene la doble función de estimular y orientar la actividad, mientras que el segundo dirige la acción hacia lo que está orientado. Entonces, lo cognitivo se integra activamente a la función reguladora de la personalidad; estas elaboraciones tienen en su base necesidades y motivos fundamentales del individuo que conforman los sentidos personales.

Por otro lado, a través del reflejo activo de la conciencia, que se conforma a partir de las vivencias en el transcurso del desarrollo de su vida, el hombre llega a autodeterminarse.

El estudiante universitario se encuentra en un período de desarrollo de su personalidad, la edad juvenil, que constituye un momento de tránsito de la niñez a la adultez, en el que tiene lugar la consolidación del sistema motivacional y cognitivo que orienta y regula su actuación, sus formas más complejas de expresión están en la autodeterminación. Por ello la educación en valores adquiere en este período una importancia extraordinaria en la que existen mayores posibilidades para la consolidación de valores que funcionan con perspectiva mediata, posición activa, reflexión personalizada, flexibilidad y perseverancia en la regulación de la actuación.

En la etapa juvenil se produce en el individuo una fase cualitativamente superior en la moral. La autodeterminación, el nivel alcanzado desde lo conceptual y la estabilidad de su juicio, le permite tener una visión general y sistemática del mundo, valorando el lugar que ocupa en él. Su concepción les permite enfocarse en planes a corto y mediano plazo relacionados con su crecimiento, matizados por una valoración equilibrada y fundamentada independientemente de otros criterios. En este período comienza a evidenciarse un sentido de identidad, reconociéndose a sí mismo ante los otros, consolidando entonces un sistema de valores en ellos que le dan el sentido de dirección al quién soy. De ese modo llega a un estadio superior donde el móvil fundamental de su conducta lo es el sentido de autoaprobación, asociado a la satisfacción de su autoestima.

Es por eso que se afirma que esta etapa es un momento de suma importancia en la formación en valores, dada la necesidad de complementar su personalidad y de alcanzar el grado de madurez que le corresponde.

Ya en la juventud la autodeterminación ha logrado un desarrollo cualitativo en todo su quehacer. La estabilidad de los juicios y de la conducta moral permite interpretar al mundo del cual forma parte como ente activo, capaz de valorar sobre la base de las experiencias propias. Se comienza a pensar más allá del presente conformándose planes futuros con expectativas de éxitos, mostrando los principios que lo orientan, sus valores, su identidad como elemento esencial para mantenerse en sí mismo y no dejar de ser quien es.

Se logra una autonomía moral cuando la conducta responde en concordancia con los valores, sin tener en cuenta cualquier presión que se ejerza sobre él, cuando exista autoaprobación y autoestima.

Visto así, la formación en valores es un proceso continuo desde el inicio de la vida. En el que cada nueva experiencia en la historia personal del estudiante universitario influye directamente sobre él, actúa como iniciadora de nuevos períodos de la vida. Estos aprendizajes no mantendrán estática la personalidad, sino que se tendrán en cuenta en la búsqueda de los siguientes logros, formando parte de un proceso dialéctico en la formación de la personalidad como configuración personológica compleja.

He aquí que el sistema de influencias multilateral, dirigido y consciente de las actividades de la comunidad universitaria, sobre cada uno de sus miembros; permite a profesores y estudiantes asimilar los valores propuestos por la Institución Docente.

En este interés es necesario que se concrete en la práctica cotidiana el precepto Vigostkiano de la unidad afectivo-cognitiva, desde la misma esencia del proceso; en los objetivos. El hecho de que los objetivos del proceso de formación contengan los valores que interesan formar y desarrollar en los estudiantes y sean, además, su punto de partida; da la posibilidad de concretar en un modelo ideal el problema resuelto y regir todos los demás componentes de dicho proceso que se generan a partir de ellos: contenidos, formas, métodos, medios, problemas, evaluación y clima institucional y de aprendizaje. Empero, entre los objetivos (valores incluidos) y el resto de los componentes del P.D.E. no existe una relación pasiva de subordinación de los segundos con respecto al primero. Los objetivos cambian, se perfeccionan, en la dinámica del propio proceso pedagógico y el modelo ideal que se mencionó anteriormente, se va reajustando de forma paulatina como resultado de la retroalimentación de dicho proceso. Esto permite que el trabajo con los valores se convierta en un resorte para dirigir las acciones, de un modo intencionado, a la formación profesional.

Una de las cuestiones de mayor complejidad en el ámbito de la educación en valores es, sin dudas, la selección de las acciones que se realizarán para alcanzar las finalidades propuestas, porque la diversidad de contenidos a tratar y la variedad de objetivos trazados impide la utilización de un tipo único de acciones. Hasta este momento se han planteado todos los elementos que justifican y condicionan las posiciones de los autores de este artículo, para la formación y desarrollo de los valores en los estudiantes universitarios, pero de lo que se trata es de concretar la misma en la práctica. Para ello se determinaron algunas acciones, a partir de la experiencia de los docentes y que pueden emprenderse en la aplicación de esta “nueva pedagogía”.

Acciones

  • Tratamiento del componente motivacional de las clases, para estimular el interés y el compromiso ante la preparación personal, la integración social, el sentido del deber y la responsabilidad de los Estudiantes.

  • Incremento de los espacios de reflexión de los educadores con los educandos, mediante el empleo de modos de participación individual y grupal: proyección participativa, sentido de pertenencia al grupo, reglas del trabajo en grupo, sentido del respeto, la receptividad, la flexibilidad, confrontaciones para reafirmar ideas, adquirirlas o enriquecerlas, identificación de su lugar y grado de aceptación en el grupo y otros semejantes.

  • Desarrollo de la creatividad, despliegue de la inteligencia y el talento unidos a la voluntad en el logro de determinadas metas, objetivos o propósitos cognoscitivos, investigativos o prácticos, tanto de la vida profesional como cotidiana, con fines nobles, humanos, por el bien personal, del grupo, la institución, la sociedad etc.

  • Despliegue de la autovaloración y valoración, emisión de juicios autovalorativos a partir de la autoimagen e indicadores de valores representados en la conciencia personal, reconocimiento y declaración de tenencias y carencias personales, auto-proposición de metas. Juicios valorativos comparativos y críticos, propuestas de mejoramiento.

  • Elaboración de objetivos específicos sobre el vínculo de lo académico, lo investigativo y lo laboral para el desarrollo de las clases o actividades extraclases.

  • Correspondencia de lo que se piensa con lo que se dice y se hace en el aula y en la vida.

  • Determinación del componente humanista y axiológico de la relación Ciencia - Tecnología- Valor - Disciplina - Programa - Asignatura en el trabajo metodológico, teniendo en cuenta la relación interdisciplinaria para la formación y/o desarrollo de los valores.

  • Relaciones solidarias sobre la base de la ética profesional que incluye el respeto mutuo, la solidaridad, la responsabilidad, la honestidad y la sencillez.

  • Empleo oportuno de la persuasión, y la compulsión, de la exigencia unida a la justeza y, sobre todo, de la sistematicidad en las acciones educativas y de su control.

  • Despliegue del componente humanista de la profesionalidad del educador: amor a la profesión, calidad del proceso docente educativo, autoperfeccionamiento constante.

  • Operacionalización de los valores que son objeto de la labor educativa. Para ello debe procederse de la siguiente forma: definición breve y clara del significado del valor, los rasgos que contribuyen a desarrollarlos en la personalidad del educando (indicadores) y las acciones educativas para propiciar su desarrollo; aquí debe tenerse en cuenta qué tipo de actividad realiza el educador y la qué hace el estudiante.

  • Análisis en el colectivo donde cada cual autovalore su papel en el mismo y valore la situación de sus compañeros respetando su individualidad.

  • Debate de los problemas, necesidades y vías alternativas; asignación de responsabilidades y elaboración del código del colectivo, promoviendo la actuación compartida y transformadora.

  • Control, con exigencias estables de los propósitos individuales y las tareas colectivas. Estas acciones se proponen fomentar el espíritu de autovaloración y autocrítica, la capacidad de tomar decisiones y regular la actuación a partir de la asunción de responsabilidades individuales y colectivas, logrando la conversión del yo, en el otro.

  • Formación de un pensamiento flexible, que refleje las contradicciones objetivas del entorno que, transformadas en conflictos o dilemas éticos, provoque una reacción de compromiso con la realidad a partir de determinadas exigencias morales, del deber y la responsabilidad entre otros valores.

  • Estimulación del sentido de la autenticidad en el actuar, la plenitud y la libertad, a partir de la sinceridad, honestidad y sencillez.

Discusión de los resultados

En los últimos tiempos varios autores han estado debatiendo acerca de la existencia o no de una crisis de valores y los agentes socializadores buscan alternativas para enfrentarla, principalmente desde la educación. Para lograrlo hace falta responder a múltiples interrogantes en debate. ¿Qué significa formar un profesional revolucionario, integral, competente, y comprometido con el desarrollo social?; ¿Tienen los docentes universitarios la formación pedagógica necesaria para potenciar el desarrollo pleno del estudiante como revolucionario, integral, competente, y comprometido con el desarrollo social?, ¿Cómo concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje la universidad de modo que se logre el desarrollo de los valores significativos para la Cuba del futuro? Interrogantes todas que han sido ampliamente discutidas en los últimos años, porque las respuestas a estas preguntas ayudarán a construir condiciones materiales y espirituales que garanticen el éxito del proceso.

Por estas razones la pedagogía utiliza herramientas sociológicas necesarias en función de lograr el primer paso. A esto se refiere Fabelo Corzo cuando expresa la importancia de una investigación sociológica para “… conocer las fuerzas movilizadoras y orientadoras de la conducta”[6].

El debate sobre el tema y la búsqueda de respuestas al problema científico que ocupa este artículo, es muy amplio, pero se pueden identificar tres líneas de acuerdo que están presentes en este estudio.

  • La compleja situación actual en el mundo ha revitalizado la necesidad de educar en valores

  • En Cuba, es también necesario cultivar “la utopía” de la formación de valores en los estudiantes universitarios

  • Es necesario generar estrategias, acciones y actividades que permitan perfeccionar la enseñanza universitaria en interés del desarrollo de los valores

Autores como Llamas Félix resalta las condiciones de la modernidad que exigen el tratamiento del tema con profundidad “La carencia de valores marcada por la expansión de modernos modos de producción, patrones tecnológicos, la crisis económica global severamente influenciada por la presión del mercado para la maximización de ganancias, la división del trabajo, el intercambio desigual entre naciones, entre muchas otras. Urge a las nuevas generaciones no permanecer impávidos y hacer frente a los nuevos retos que la modernidad y el mundo actual le presentan, reforzando y poniendo de manifiesto sus valores” [7].

Idea que refuerza Padrón [8] apuntando a la realización en la práctica de la “Utopía” de la transformación del proceso de formación en interés de la formación de valores cuando afirma: “El presente siglo, donde las transformaciones y necesidades sociales se suceden a velocidades nunca antes vistas, exige a la educación, la búsqueda de todas las alternativas posibles para que ofrezca las respuestas que la sociedad está esperando de sus profesionales. Para que, de utopía, se asuma como una necesidad imperiosa para todo PDE universitario”.

Idea que refuerza la intención de provocar cambios en las prácticas pedagógicas curriculares y extra curriculares que redunden en el desarrollo de un proceso que privilegie aún más el desarrollo de la personalidad de los futuros profesionales.

Por otra parte, el reconocimiento de las condiciones de la Cuba de hoy, es un reflejo de la situación global que tiene la conformación de los sistemas de valores priorizados por las prácticas sociales actuales, incluidas, lamentablemente, las pedagógicas. En estas condiciones, se puede observar que tras el pragmatismo eficientista que privilegia la formación profesional por sobre la humana, se esconden peligros que pueden hacer naufragar el modelo de sociedad que se defiende. En este sentido la opinión de Antonio Baujin es esclarecedora “En el terreno de la formación de hoy, además, Cuba no escapa a tendencias internacionales que disminuyen el valor de las humanidades y promueven y exaltan una cultura que banaliza temas esenciales para el sujeto humano y la sociedad en que vive. Entre otros factores, es razón de una muy fuerte crisis del humanismo contemporáneo, inserta con fuerza en la desestabilización de un orden de cosa” [9].

En caso que aborda este artículo se defiende que la formación de valores depende más de la psico-pedagogización de la comunidad universitaria y de todas sus actividades, que solamente de los contenidos y actividades de las disciplinas sociales y humanas.

Del mismo modo Morejón [10] otro autor cubano, refuerza la idea compartida en este estudio de que: “El actual trabajo de formación de valores morales debe atemperarse a la realidad social cubana de hoy, con énfasis en los problemas y carencias sociales más agudos, priorizando a la nueva generación, con la utilización de formas, vías y medios novedosos. … teniendo en cuenta sus referentes teóricos, mediante la aplicación de diferentes métodos y técnicas investigativas, se logrará identificar las insuficiencias en el proceso, y diseñar una Estrategia Pedagógica, centrada en la articulación de los agentes socializadores”, de la que se desprende el interés de develar acciones generales que promuevan la transformación del proceso de formación de valores en el contexto universitario.

Situación que no es privativa del nivel universitario sino una necesidad social global y nacionalmente compartida. En el ejemplo de la investigación de Rodriguez-Caballero y Caicedo-Valencia se puede observar la misma intención de operacionalizar acciones de transformación, pero en la enseñanza primaria. “En tal sentido se deben generar estrategias que coadyuven a la incorporación de los escolares a las actividades en el aula y en la escuela, mediante las cuales desarrollar y fomentar los valores, potenciando la participación activa de los niños y posibilitar que el profesorado amplíe el espacio formativo que proporciona herramientas prácticas específicas para que los alumnos puedan relacionarse adecuadamente de una manera sana y pacífica” [11].

La formación de valores y su concreción por medio de acciones o estrategias pedagógicas que permitan perfeccionar la enseñanza universitaria en interés del desarrollo de los valores, es entonces una necesidad global y nacional que impone el reto a la formación de profesionales universitarios.

Conclusiones

  • La educación de valores en estudiantes universitarios constituye, en el mundo y en Cuba, un proceso sistemático e intencional que debe poner énfasis en la formación y desarrollo de la personalidad de los universitarios

  • En el proceso de la educación en valores es prioridad tener en cuenta las condiciones objetivas del grupo con el que se trabaja, dado por el carácter heterogéneo de las universidades, como derecho de todos los cubanos, sin distinción.

  • Este proceso no se limita a la interacción en el aula, ni al manejo de los contenidos de las ciencias sociales y humanistas, y debe concretarse a través de acciones que permeen lo curricular, lo extracurricular, lo extensionista, lo investigativo, lo laboral y toda la vida universitaria.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 30 de Enero de 2023; Aprobado: 19 de Abril de 2023

* Autor para correspondencia: mrua@icb.cujae.edu.cu

Los autores han colaborado en partes iguales, en todas las etapas del artículo.

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses. Todos los autores del artículo declaramos que estamos de total acuerdo con lo escrito en este informe y aprobamos la versión final.

Manuel de la Rúa Batistapau. Doctor en Ciencias, Profesor Titular. Director de Formación de Pregrado. Universidad Tecnológica de la Habana “José Antonio Echeverría”. La Habana. Cuba.

Frank Ernesto González González. Máster en Ciencias, Profesor Asistente. Profesor de la Dirección de Marxismo-Historia. Universidad Tecnológica de la Habana “José Antonio Echeverría”. La Habana. Cuba.

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