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Qui non proficit, déficit.
El reclamo de la implementación de innovaciones educativas docentes con el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) no es un tema nuevo en la literatura científica especializada en la educación superior. Aunque esta demanda ha sido bien fundamentada por la necesidad de reajustar el proceso de aprendizaje a los requerimientos de la formación profesional en la denominada sociedad del conocimiento, todavía no ha sido adoptada como una responsabilidad social en las universidades, consistente en un forzoso cambio adaptativo y profundo a incorporarse en el trabajo metodológico. Evidencia de ello lo constituyó el hecho de que, ante la ineludible necesidad de aislamiento social impuesto por la pandemia de la COVID-19, muchas universidades presenciales debieron asumir una enseñanza a distancia de emergencia que, si bien contribuyó a dar continuidad al proceso docente educativo, tuvo limitaciones en cuanto al aporte que se pretende lograr con la utilización de las TIC, consideradas estas como una herramienta didáctica para organizar y evaluar el proceso de aprendizaje,1) hecho sobre el que la Unesco ha llamado la atención, teniendo en cuenta las condiciones actuales para poder asegurar el dueto continuidad y calidad educativa en las universidades.2
Un factor clave en las limitaciones relativas a la utilización de las TIC como respuesta frente al aislamiento social ha sido la falta de una cultura docente en relación con la innovación educativa, elemento imprescindible para dirigir un pensamiento renovador de la docencia que, yendo más allá del aula cotidiana y los clásicos medios de enseñanza, se proyecte a la construcción de espacios virtuales interactivos promotores de un aprendizaje más independiente, basado en la gestión de la información.3) Al respecto, resulta imposible pensar en transformaciones educativas pertinentes sin la premisa de una evolución en la concepción de la docencia, lo que conlleva a destacar la necesaria capacitación docente para que el uso que puedan hacer de las TIC esté orientado hacia la innovación educativa con la finalidad de propiciar la autonomía de los estudiantes para mejorar en el proceso de aprendizaje.
Resulta indispensable dominar el uso de las TIC desde una perspectiva circunscrita a la creación de repositorios de materiales docentes digitalizados y fomentar la creatividad en aras de organizar espacios personales de aprendizaje para los estudiantes, en los que se promueva la autogestión del conocimiento mediante el elaboración, puesta en práctica y apreciación de los resultados de estrategias didácticas encaminadas a orientar el procesamiento reflexivo de la información vinculada a los contenidos objeto de la enseñanza, teniendo como eje central el aseguramiento de dos aspectos básicos: la orientación y autoevaluación del proceso de aprendizaje.4
La virtualidad, reconocida como un contexto educativo ideal durante el aislamiento social, ha ampliado su significación práctica y, con ello, ha introducido posibilidades de ajustes a la docencia tradicional,5 lo que lleva a pensar en su posible aplicación durante la nueva normalidad, mediante la creación de aulas virtuales anexas a la docencia presencial, con las cuales se brinde asesoramiento al estudio independiente. Con esta alternativa, además de respaldar el proceso docente en caso de que las condiciones sanitarias impidan la asistencia a las instituciones educativas, se posibilita brindar apoyo a aquellos estudiantes que muestren dificultades en su autopreparación o que, por razones personales justificadas, deban ausentarse temporalmente de las clases.
La plataforma Moodle, disponible en la universidad virtual de salud, ofrece un soporte tecnológico útil para la implementación de esta modalidad. Este software cuenta con recursos didácticos que pueden facilitar el asesoramiento de un estudio independiente, responsable y reflexivo6) pero, sin dudas, exige una capacitación para poder asumir cambios en métodos y estilos de la enseñanza-aprendizaje, en búsqueda de adaptación a los nuevos tiempos y a las demandas formativas socialmente establecidas.
Las creación de aulas virtuales anexas a la docencia presencial puede constituir una respuesta al reto planteado por De Vincenzi7 al expresar que: “El desafío que se potencia hacia una modalidad híbrida de la educación supone dejar atrás las modalidades formativas centradas en la divulgación de conocimientos y abrazar estrategias de enseñanza centradas en el diseño de experiencias de aprendizaje. Se aspira a una organización de los contenidos mediante una narrativa multimedia, gestionada a través de una secuencia de aprendizaje que jerarquice el trabajo colaborativo y la conformación de una comunidad de aprendizaje”.
La innovación educativa se entiende como el producto o servicio que evidencia eficacia en la concreción de una transformación necesaria en la gestión de la enseñanza-aprendizaje. De ahí su carácter revolucionario en la actividad metodológica universitaria y, por tanto, su contribución al logro de sincronía entre el desarrollo social y el perfeccionamiento de la formación profesional, sin lo que resulta imposible pretender pertinencia y calidad educativa. La complementación de la enseñanza presencial con la utilización de las TIC ha dejado de ser una opción para establecerse como una exigencia del tiempo actual y es en esta circunstancia en la que las aulas virtuales ofrecen la posibilidad de reanimar la docencia.
Si bien las consideraciones previamente expuestas hablan a favor de innovar la docencia presencial con el acoplamiento de aulas virtuales, su realización solo será posible cuando se patentice el compromiso personal de los docentes, así como el de las instituciones educativas, de acometer iniciativas para que esta propuesta innovadora se convierta en un estilo de trabajo metodológico en sus dos vertientes: docente y científica. No se puede pasar por alto el hecho de que si la educación no avanza, entonces da marcha atrás en relación con el sentido seguido por el desarrollo con el paso del tiempo y, de esta forma, desatiende su compromiso social.
