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Revista Cubana de Pediatría

versión On-line ISSN 1561-3119

Rev Cubana Pediatr v.79 n.4 Ciudad de la Habana oct.-dic. 2007

 

Hospital Ginecoobstétrico «América Arias»

La edad preescolar como momento singular del desarrollo humano

Dra. Miriam Aliño Santiago,1 Dr. Raymundo Navarro Fernández,2 Dra. Juana R. López Esquirol,3 Dra. Iraiza Pérez Sánchez4

 


Resumen

En el artículo se trata con particularidad la edad preescolar, que es la de mayor morbilidad y mortalidad durante la infancia, excluyendo al primer año de vida, además de que en ella se sientan bases que repercuten en la salud a largo plazo. Se comentan el desarrollo normal durante el período, la creación de hábitos, las causas de enfermedad y defunciones, y las características de la atención médica. Partiendo de la difusión de conocimientos respecto a este período, se centra el énfasis en la cultura de la salud por medio de la formación de hábitos saludables y de la prevención.

Palabras clave: Preescolar, desarrollo, crecimiento físico, hábitos, afecciones frecuentes, mortalidad, inmunizaciones.


 

La edad preescolar, no resulta habitualmente de la que más información específica podamos encontrar, porque sus características y problemas se abordan comúnmente en el contexto del desarrollo general del ser humano y de afecciones propias de las edades pediátricas en su conjunto. Sin embargo, es la principal aportadora de morbilidad y mortalidad durante la niñez, después de la lactancia, y en ella se estructuran los cimientos fundamentales del desarrollo de la personalidad y se producen acontecimientos físicos y de formación de hábitos que influyen en la calidad de vida a lo largo de la existencia.

En sentido general existe consenso respecto a la fecha de inicio, que se ubica en los dos años, así como a la conclusión alrededor de los 5 años,1 aunque con fines estadísticos, se define la población preescolar de 1 a 4 años.2

La etapa posee particular significación, por el fomento y regulación de disímiles mecanismos fisiológicos que influyen en aspectos físicos, psicológicos y sociales, destacándose el papel de la familia.3

Las adquisiciones cognoscitivas y afectivas son numerosas, por lo que se hace necesario brindar al preescolar, atención, afecto, confianza y estimulación, a fin de lograr su progreso apropiado.4


CARACTERÍSTICAS DE LA ETAPA

Un parámetro fundamental en esta edad es el crecimiento físico, para cuya evaluación se emplean dimensiones consideradas básicas, como la talla, el peso y la circunferencia cefálica. Los preescolares que se encuentren en las mediciones referidas por debajo del percentil 3 o por encima del 97 exhiben un comportamiento atípico, que exige procedimientos que permitan determinar si hay o no alguna condición patológica responsable.5,6

La relación talla niños/padres comienza a evidenciarse en los años preescolares. Los factores genéticos, neurohormonales y locales ejercen funciones reguladoras sobre el crecimiento, mecanismos que interactúan y cambian de carácter con la edad, siendo el patrón de crecimiento, consecuencia de características heredadas y medio ambiente, lo que explica su variabilidad. En el ambiente, afectan la velocidad del crecimiento y su resultado final, las enfermedades, la nutrición y las perturbaciones psicológicas, cuya influencia puede ser directa o indirecta.9 Es típica en los preescolares la desaceleración del crecimiento.5,7

Al considerar el peso para la edad debemos tener en cuenta la talla alcanzada, partiendo de que un valor alto o bajo no implica necesariamente exceso o defecto, sino que quizás está relacionado con una talla elevada o baja no patológica, aunque puede obedecer a sobrepeso, obesidad, desnutrición o delgadez. A su vez, valores de peso/edad dentro de límites «normales» que, sin embargo son excesivos o bajos para la talla, pueden ser expresión de rasgos constitucionales. Las mencionadas razones limitan el peso como medida del estado nutricional de un preescolar, sin desconocer su importancia.5 La ganancia anual promedio de los preescolares es 2 kg de peso y de 7 cm de talla, y su morfología externa se caracteriza por hacerse más esbeltos que en las etapas precedentes.5,8 En cuanto a la circunferencia cefálica, a los tres años el preescolar mide alrededor de 49 cm y, al término de la etapa (5 años), alcanza los 50.9

A lo largo de la edad, la mayoría de las regiones del cuerpo crecen en correspondencia con la estatura, pero el cerebro, los órganos reproductivos, las amígdalas, adenoides y ganglios linfáticos, así como la grasa subcutánea, no siguen ese patrón. El cerebro, alcanza casi el 90 % de su tamaño al concluir la etapa y los ojos y oídos se desarrollan primero que otros órganos.9 Ocurre el remodelado de la cara y brotan los segundos molares. Habitualmente aún no se produce la caída de la dentición decidua.1,10,11

En cuanto al desarrollo neuropsicomotor, son metas alcanzables en la edad señalar partes del cuerpo, designar objetos usuales, conocer su nombre completo, comparar pesos y líneas desiguales, diferenciar formas, responder correctamente si tiene hambre, sueño o frío, identificar los colores fundamentales, ejecutar 3 encargos y distinguir entre derecha e izquierda. Se pueden copiar líneas que se cruzan sin demostración, así como figuras, que en el caso de la humana al principio se reduce a círculos que representan la cabeza, con piernas y brazos en forma de líneas. Luego van adicionando el tronco, extremidades diferenciadas en brazo, antebrazo, muslo y pierna, así como otros detalles anatómicos y de vestuario con diferenciación sexual.12

Se perfecciona la actividad motora gruesa y fina. Al término, se alternan los pies al subir y bajar escaleras y son capaces de sostenerse y saltar en un pie. Los preescolares pueden utilizar tijeras. Manejan bien los utensilios para alimentarse. Se asean y secan sus manos y se visten, requiriendo ayuda solo al abotonarse y para anudar los zapatos. Al culminar la etapa nombran las monedas y billetes y ya han alcanzado la facultad de diferenciar entre fantasía y realidad.13

En los primeros estadios los juegos son paralelos, y a finales de los 3 años pasan a ser interactivos. Juegan con amigos imaginarios. El juego de roles es la actividad fundamental de la edad, la cual permite el desarrollo de capacidades que los prepara para el tránsito exitoso por la siguiente etapa.14 Desean valerse por sí, son egoístas, temperamentales, padecen miedos y gustan de explorar el cuerpo. A los 5 años saben los días de la semana y los meses, comprenden órdenes con múltiples instrucciones, sienten curiosidad acerca de hechos del mundo que les rodea, son más cooperativos y responsables y se complacen en agradar a los demás.15

El lenguaje, actividad básica en el desarrollo integral del ser humano, se produce de forma acelerada en la edad preescolar.16,17

El período prelingüístico observado en los primeros tiempos de vida posnatal, limitado a la expresión corporal y a algunos sonidos, experimenta un proceso direccionado al dominio de signos lingüísticos, para expresar deseos, ideas, relacionarse y afirmar la identidad, y pasa entonces el lenguaje corporal a complementar el oral. Surge el uso de los tiempos verbales, aunque pasado y futuro pueden confundirse al principio, después se consolida su uso correcto al referirse a sucesos inmediatos en el tiempo.

Son típicas de la etapa las preguntas, particularmente «¿por qué?». El vocabulario activo del niño se compone aproximadamente de 2000 palabras, repiten frases de 12 sílabas y consiguen cantar una canción, La estructura lingüística va haciéndose más compleja y coherente, y el niño puede hablar acerca de todo lo que le rodea, de su edad y sexo, y con el tiempo, mantener conversaciones y utilizar el lenguaje en función social. La riqueza de este está en correspondencia con la del lenguaje de sus padres o cuidadores. La relación entre vocabulario/entendimiento/conciencia del entorno es directa, porque el dominio del lenguaje oral favorece el desarrollo del pensamiento. A los 5 años se han incorporado todos los fonemas.17

Es común la aparición del tartaleo fisiológico, disfluencia oral fisiológica que se presenta entre los dos y seis años de edad debido al desequilibrio ideoverbal existente en este período, en el cual el niño tiene la facultad de pensar prácticamente sin límites en desventaja con su capacidad articulatoria y vocabulario limitado. El tartaleo fisiológico se caracteriza por vacilaciones, titubeos, imprecisiones orales, repeticiones de sonidos, sílabas y palabras, elongaciones de sonidos y contracciones musculares espasmoideas aisladas y pocas (tonus). Como su nombre indica, se trata de un proceso normal del desarrollo, que aparece hasta en el 90 % de los preescolares y, como la mayor parte de los problemas del habla propios del progreso de los infantes a través del ciclo de vida, desaparece en meses. Sin embargo, algunos niños continúan presentándolo durante un tiempo superior y en tal caso debe buscarse ayuda especializada.16,17 Se plantea que las niñas aventajan a los varones en las tareas que involucran el lenguaje.17

La visión, cercana a 20/20 al final de la etapa, le permite enfocar objetos de cerca y lejos, distinguir colores y percibir la profundidad. Algunos trastornos visuales pueden hacerse patentes en el período.13

Los hábitos, patrones aprendidos de naturaleza compleja, pueden definirse como costumbre que se adquiere por la reproducción de un acto, en sus inicios voluntario, que después se torna en involuntario. Estos se señalan entre los factores que determinan la nutrición, el sueño y la higiene personal.

La etapa preescolar es momento ideal para la promoción de hábitos sanos de higiene, alimentación y sueño.9 Se deben fomentar hábitos bucodentales saludables, como el cepillado sistemático y correcto de los dientes.18-21 El baño diario, el lavado de manos antes de la ingestión de las comidas y después de la defecación, la limpieza y corte de las uñas, así como la responsabilidad con el aseo anal y genital cuando están en condiciones de hacerlo, favorecen el desarrollo de hábitos adecuados de higiene personal.

La profilaxis de vicios posturales evita deformidades vertebrales que pueden derivarse de ellos, ya que el raquis en esta etapa es muy maleable. A causa de potenciales daños a la salud deben promoverse actitudes protectoras contra excesos de ruidos y radiaciones solares.9

Los horarios de sueño en los primeros años preescolares incluyen los horarios nocturnos y diurnos. El horario nocturno es para todo el período de 10 a 12 h, mientras que el el diurno es de 4 h a los 2 años, de 1 a los 3, y después comúnmente se van abandonando las siestas. Es útil establecer un régimen fijo y tratar de que el niño se relaje antes de ir a la cama, especialmente en la noche, para lo que se recomienda que escuche música suave o tenga alguna lectura agradable; después debe dormir con la luz apagada y a solas.22

La creación de hábitos que promuevan conductas alimentarias adecuadas es de gran importancia, teniendo en cuenta siempre la disponibilidad de alimentos y el patrón cultural familiar. Existe un período crítico de aprendizaje en este sentido que, cuando se retarda, hace más difícil asumir un comportamiento alimentario saludable.23 El ambiente que rodea la alimentación debe garantizar la interrelación niño/alimentador, porque es un factor protector contra la anorexia, uno de los síntomas más frecuentes de la edad y de mucha importancia por sus posibles consecuencias sobre el estado nutricional.24 Vale apuntar que aunque ciertos alimentos no gusten a los adultos, comentarlo en presencia del preescolar puede predisponerlo a no aceptarlos. Es además elemental conocer las necesidades de la etapa para evitar presiones sobre los infantes a fin de que ingieran más de lo requerido, lo cual por añadidura fomenta consumos que pueden conducir a obesidad.25

El control esfinteriano, expresión de la maduración del organismo infantil, pasa también por el eje del entrenamiento. Así, el control del esfínter anal se consigue como promedio en los inicios de la edad preescolar (2 años),12,26 el vesical diurno a los 3 y el nocturno a los 5 años.12


MALOS HÁBITOS Y MORBILIDAD

En general los hábitos bucales incorrectos provocan deformidades dentomaxiales y son adquiridos fundamentalmente en esta fase. Se citan además la respiración bucal, la queilofagia, la onicofagia, el empuje lingual, la masticación de objetos y el uso de chupetes después de los 3 años. Su prevención o eliminación en edades tempranas, a través de la labor educativa, ha sido preocupación de expertos en el tema.18 La succión del pulgar durante la etapa preescolar ha sido motivo de debates y las opiniones se inclinan a preferirla en lugar del uso de chupetes.20

Andar descalzos, en particular en la tierra, favorece la helmintiasis, por parásitos que penetran a través de la piel, por lo que debe insistirse en el uso correcto del calzado, con énfasis en los preescolares de zonas rurales, por ser los más expuestos.13

Una consecuencia de malos hábitos es la constipación crónica, de alta prevalencia en la etapa, la que se puede originar por dietas inadecuadas, ricas en carbohidratos e insuficientes en agua y frutas naturales, rechazo al uso de sanitarios «ajenos», estrés, cambios en la rutina para defecar, postergación a causa del juego, irregularidad en el horario de las comidas y sedentarismo. Crear hábitos correctos de defecación (2 veces por día, como promedio) previene el estreñimiento.27

La encopresis es un problema relativamente frecuente en la edad. Suele provocar malestares emocionales a los niños, al carecer de control sobre la fuga de las heces. Ocasiona retraimiento debido a la evacuación involuntaria o no percepción de la necesidad de hacerlo.13

Fenómenos frecuentes en la edad son las pesadillas y los terrores nocturnos. El terror nocturno es un despertar parcial con gritos, pataleos, pánico y agitación, que generalmente ocurre en las dos primeras horas de sueño. Los padres no deben alarmarse ya que terminan con el sueño profundo y son breves. Se debe ayudar al niño a retornar a un sueño normal, iluminando la habitación y tranquilizándolo. Pueden deberse a agotamiento o irregularidades en los horarios de sueño. Se recomienda despertar a los preescolares 15 min antes de la hora de ocurrencia, con lo cual se suele resolver el problema. Aunque por lo común son trastornos transitorios del sueño, frente a ciertas circunstancias, dada su semejanza con un grupo de enfermedades, es conveniente realizar investigaciones que las descarten. Es el caso de los niños que presentan babeo, espasmos, rigidez, reiteración después de manejo adecuado, prolongación más allá de 30 min, aparición durante la segunda mitad de la noche y presencia de temores diurnos.

Las pesadillas se producen durante la última parte del sueño y despiertan a los niños asustados, con miedo a volver a dormir. Pueden producirse sin causa aparente o ser consecuencia de algo visto o escuchado. Cuando tienen lugar esporádicamente son normales y se pueden relacionar con las etapas de desarrollo. En estos sueños suelen estar personajes, objetos o situaciones que atemorizan al niño, al que se debe dar apoyo y confianza y acompañarlo hasta que se calme. Como medida preventiva es válido no querer disciplinar al niño asustándolo, e igualmente suprimir conversaciones o programas de terror. Si empeoran y el miedo que le producen interfiere en sus actividades cotidianas, requieren de estudios y atención especializada.28

En cuanto a la morbilidad, en esta edad está dada en su mayoría por enfermedades respiratorias y diarreicas agudas, infecciones urinarias, enfermedades infectocontagiosas, infecciones del sistema nervioso central y de la piel, trastornos nutricionales y accidentes.29

En el caso de Cuba, la rubéola, el sarampión, la difteria, la parotiditis, la tos ferina, tétanos, la hepatitis B y las enfermedades causadas por Haemophilus influenzae y meningococo B y C, se han erradicado o reducido extraordinariamente a partir de la vacunación de la población infantil contra estos agentes.30,31

La prevalencia de parasitismo intestinal es alta, en general, en la población preescolar. Varios estudios han demostrado que a esta edad el parásito intestinal más frecuente es la Giardia lamblia,32,33 cuya transmisión se puede favorecer si los niños asisten a instituciones donde interactúan con otros que funcionan como fuentes de contagio.32 La literatura revisada señala los mayores porcentajes de positividad entre los 2 y 4 años. Sus manifestaciones clínicas varían desde cuadros asintomáticos, hasta dolor o distensión abdominal, diarreas crónicas, vómitos, fatiga, pérdida de peso y reacciones alérgicas.34

La infección por enteropatógenos que no requieren de ciclos de maduración en el suelo ni hospederos intermediarios, sino que se relacionan con la calidad del agua ingerida, afecta más a los preescolares.35,36

La anorexia, que motiva alrededor del 20 % de las consultas en la infancia, se presenta como evento fisiológico en la edad, especialmente cuando aparece sola, mientras que como síntoma asociado desaparece junto con la enfermedad que la provoca. Entre los procesos más comunes que la producen están las enfermedades infecciosas febriles,24 el parasitismo, la ingestión de medicamentos y el déficit de hierro o zinc. En ocasiones expresa trastornos psicológicos.23 A veces es espuria, debido a las expectativas de la familia respecto al apetito del preescolar. En cuanto a su manejo suelen aplicarse procedimientos que lejos de suprimirla la estimulan. Para su prevención se recomienda establecer hábitos adecuados de alimentación. Otra de las causas es el destete tardío.24

Los trastornos nutricionales son frecuentes en la edad preescolar. Entre ellos se halla la obesidad, que además de una enfermedad es un factor de riesgo asociado a muchas afecciones. Aunque en el Medioevo era signo de bienestar y opulencia, Avicena en el siglo xi describió ya algunos de sus efectos nocivos y en las postrimerías del siglo xix se empezó a considerar como estado crónico dado por exceso de grasa corporal.37 La malnutrición por defecto no es rara en la etapa preescolar.

Entre los grupos donde el déficit de micronutrientes es más común está el de preescolares. La carencia de hierro cobra particular importancia porque provoca anemia que, aún cuando sea leve, puede propiciar disfunciones en el desarrollo de habilidades cognitivas y motoras.38 Los factores que pueden condicionar o influir el déficit de hierro son múltiples y entre ellos se citan la incorrecta ablactación, exagerada ingestión de lácteos y reiteradas infecciones agudas.39,40

No obstante ser la anemia por deficiencia de hierro la más común, ha de tenerse en cuenta que pueden presentarse otras como las originadas por déficit de vitamina B12 y ácido fólico, las causadas por diversas afecciones hematológicas, como la sicklemia, y las asociadas a enfermedades crónicas renales y digestivas.

La vitamina A tiene entre los dos grupos de mayor riesgo de padecer sus deficiencias a los niños preescolares. Su déficit grave provoca ceguera infantil. Los estados marginales tienen amplias consecuencias para la salud y la supervivencia infantil. Los niños con deficiencia de vitamina A son más susceptibles de padecer complicaciones de las diarreas, el sarampión y las neumonías, debido a la disminución de la función inmunitaria y a la menor efectividad de las barreras epiteliales.41

La hipertensión arterial en preescolares es poco frecuente. Lo más común cuando se presenta es que sea secundaria y obedece a problemas renales entre un 25 y 50 %. También puede deberse a coartación aórtica, feocromocitoma o hiperaldosteronismo.42

Establecer las cifras tensionales normales es difícil en los niños, porque los resultados dependen de múltiples factores, entre ellos la edad, el peso y la talla, razones que exigen estándares de referencia para interpretar los valores obtenidos, de modo que ubicándolos en percentiles, podamos diagnosticar desviaciones de la normalidad cuando se sitúan repetidamente por encima del 95 para la edad, exigiendo en estos casos evaluación.43

Los diferentes tipos de accidentes se sitúan entre las causales frecuentes de morbilidad y mortalidad en la edad preescolar. Los preescolares se exponen a sustancias químicas como medicamentos, plaguicidas, productos del hogar e industriales, que incrementan el riesgo de sufrir intoxicaciones agudas.44 Al analizar su distribución por edades se observa clásicamente un pico de incidencia entre los preescolares, con predominio del sexo masculino.44-46

Investigaciones parciales en el país han reportado al menos en un quinquenio 5 377 casos de intoxicaciones agudas en niños, el 53 % en las edades hasta 4 años, ocurridas la mayoría en el hogar.45 La frecuencia superior en preescolares obedece a su gran curiosidad por lo que le rodea, así como accesibilidad a productos tóxicos si no se han tomado las precauciones necesarias.47

Los traumas craneoencefálicos son frecuentes en pediatría.48 Pueden ser causados por accidentes de tránsito, que según algunos autores afectan al 6 % de los preescolares. También las caídas son causales de ellos.49 Estudios realizados en el país reportan en los accidentes infantiles predominio en la edad preescolar y el sexo masculino.47-50

Los trastornos del habla se ven más en el sexo masculino. Entre ellos se halla la tartamudez, que a diferencia del tartaleo fisiológico, es patológica (en este caso la disfluencia oral, está ocasionada por la ruptura del mecanismo de integración del habla en los primeros años de vida y afecta la fluidez y el patrón de tiempo del habla). No se conoce con certeza su causa. Se ha especulado que puede ser hereditaria. Suele presentarse como complicación del tartaleo fisiológico, especialmente cuando éste es mal manejado. El tratamiento requiere la participación de un logofoniatra.17

Otra afección del período es el bloqueo aurículo-ventricular, que en niños con corazón sano suele ser asintomático, aunque algunos sufren crisis de Stokes-Adams. Como condición congénita es raro, y se presenta en 1 de cada 20 000 nacidos vivos.51 Puede concomitar con malformaciones cardiovasculares congénitas o cardiopatías adquiridas o aparecer después de cirugías correctoras.52

En el autismo, trastorno generalizado del desarrollo, poco frecuente pero trascendente por su connotación humana y social, los síntomas aparecen regularmente durante los primeros tres años de la vida, para perpetuarse después a lo largo de la existencia, por lo que incluye la edad preescolar. Se caracteriza por irrelación con las personas y relación con objetos, imitaciones verbal y motora, uso del cuerpo y reacción de ansiedad. Es más frecuente en el sexo masculino (4/1), en tanto su gravedad es mayor en el femenino. La prevalencia entre hermanos alcanza el 5 % y si se trata de gemelos monocigóticos es casi 100 %, lo que hace pensar en su posible origen genético. Se estima que 1 de cada 6 autistas logra adaptarse socialmente. La prevalencia del trastorno varía de un país a otro y en las dos últimas décadas se reporta un marcado aumento.53 En nuestro medio la tasa en el 2001 era de 2,1 por cada 10 000 niños y en el 2003, de 0,4  por 1 000, cifra muy baja con respecto a los reportes internacionales.54

Los tumores cerebrales no son frecuentes en preescolares, pero tampoco son excepcionales. Son signos de alerta vómitos, cefalea y afectación de pares craneales, dependientes de la hipertensión endocraneal, así como la dificultad para la marcha.[55 A diferencia de lo que ocurre con los adultos, en estos y otros tumores especialmente los malignos donde las principales acciones se centran en la prevención, en el caso de los preescolares el impacto sobre la disminución de la mortalidad descansa en el diagnóstico oportuno y las terapias adecuadas


ATENCIÓN SANITARIA

La valoración del estado de salud del preescolar presupone integrar los antecedentes patológicos personales y familiares, los hábitos dietéticos, los patrones familiares de crecimiento, las condiciones psicosociales y económicas de la familia y un examen físico riguroso, incluida la evaluación pondoestatural.

En las consultas de puericultura se han establecido controles mínimos de salud, así como los modelos generales de realizarlos por los programas de salud, a lo largo del tiempo, y han experimentado las modificaciones que la dinámica de la vida ha exigido y hecho posible. De igual forma se han orientado metodológicamente los seguimientos en casos de enfermedades agudas o crónicas y de ingresos en el hogar.56

La inmunización, el control del crecimiento y desarrollo, la educación sanitaria, los hábitos de higiene personal, la alimentación son también problemas importantes a atender en los preescolares, con el objetivo de garantizar la salud y el pleno desarrollo de sus potencialidades físicas y mentales. La curación y rehabilitación son acciones de carácter secundario y complementan la atención integral del niño.

Al evaluar el desarrollo neuropsicomotor hay que considerar el medio en que se desenvuelve el preescolar, sus antecedentes prenatales, perinatales, personales y familiares en general, que de conjunto con el examen físico permitan la interpretación adecuada de cada caso.1

En los niños discapacitados, la corrección y compensación de los defectos físicos y mentales desde las primeras edades constituye un gran reto y el objetivo es lograr la integración de estos a la vida social.

Las vacunas a administrar a preescolares son calendariadas de diferentes maneras según las normas de cada país pero, a pesar de los esfuerzos realizados por la Organización Mundial de la Salud, aún son inaccesibles para la mayoría de los niños. No obstante ser la epidemiología de cada nación la que regularmente condiciona formulaciones, existen vacunas que se recomienda administrar a los preescolares en todos los países, si no las han recibido. Es el caso de las vacunas antidiftérica, antitetánica, antisarampiónica, PSR y antipoliomiélitica. Otras como la de hepatitis B, la varicela y la antineumoccócica no forman parte habitualmente de los programas poblacionales y se aplican a grupos de riesgo o a preescolares que tienen la posibilidad de acceder a ellas, si no han sido ya inmunizados en etapas anteriores.57

En Cuba y en otros países donde la enfermedad por meningococo B y C ha azotado a la población infantil, estás vacunas se emplean antes de la etapa preescolar o durante ella. En el país existe un calendario vacunal que, sobre la base de que los niños arriban a la edad con su esquema al día, no propone en este período vacunaciones, excepto la antipolio, durante las campañas.29


COMENTARIOS FINALES

Al culminar la etapa el preescolar debe estar físicamente apto para asistir a la escuela, poseer capacidad de rendimiento psicológico, comunicarse con sus pares, formar parte de un grupo, cumplir tareas asignadas, además de las elegidas por sí mismo y poseer hábitos higiénicos.

Se recordará que los niños seleccionan, en este momento, el modelo de lo que serán cuando crezcan y que este es escogido generalmente de acuerdo al sexo. A los 4, 5 o 6 años los niños asumen sus patrones de comportamiento. Como madres, padres, familiares o médicos, es una hermosa experiencia la de acompañar a los infantes en sus andares por una edad en la que se transforman en seres sociales capaces de interactuar con los demás.

 


summary

In this paper, preschool age is particularly approached, since it presents the highest morbidity and mortality during childhood, excluding the first year of life, and it is in this stage that the foundations influencing on health on the long term are laid down.. Comments are made on the normal development during this period, the creation of habits, the causes of diseases and deaths, and the characteristics of medical care. Starting from the spreading of knowledge about this period, emphasis is given to health culture by establishing  healthy habits and by prevention.

Key words: Preschool, development, phsycial growth, habits, frequent affections, mortality, immunizations.


 

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Recibido: 21 de febrero de 2007. Aprobado: 23 de mayo de 2007.
Dra. Miriam Aliño Santiago. Calle Línea y Avenida de los Presidentes, El Vedado. La Habana, Cuba.
Correo electrónico: malino@infomed.sld.cu

1 Especialista de II Grado en Pediatría.
2 Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Máster en Atención Primaria.
3 Especialista de I Grado en Cirugía Pediátrica.
4 Especialista de I Grado en Fisiología.

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